PUBLICADO POR:FERNANDO PINO
Se trató de un brutal programa de experimentación científica desarrollado en Japón, en el cual se probaron armas biológicas en humanos y que, por su carácter tremendamente despiadado, tanta conmoción provocó a nivel mundial, dentro del marco de la Segunda Guerra entre China y Japón (1937-1945), ideado por el terrible Shiro Ishii.
De este modo, entre las décadas del 30 y hasta finales de la del 40, el Ejército Imperial Japonés experimentó con el uso de las armas biológicas superdesarrolladas y diversas pruebas médicas en la población civil, especialmente en la de origen chino.
Buena parte de la despiadada fama de crueldad e insensibilidad que tuvieron los soldados nipones a nivel mundial, en buena medida, deviene de estos lamentables sucesos, tratándose de uno de los mayores y más terribles crímenes de guerra en la historia de la gloriosa nación de Japón.
Estas fuerzas, conocidas como los Kōdōha y que muchos comparan a la Schutzstaffel nazi (SS), promovió el ideal de supremacía racial japonés, el sabotaje político, el espionaje y entre otras tantas cosas, la nefasta experimentación con extranjeros.
Cuando se realizaban experimentos médicos con humanos se utilizaba el nombre de «Maruta», que significa algo así como «tronco» y que se aplicaba de forma sarcástica, ya que para las autoridades, las instalaciones no eran más que un aserradero del ejército. Bajo estos términos, la experimentación con chinos no tuvo el menor respeto por la vida ni por los derechos humanos.
Entre las numerosas atrocidades cometidas por los nipones durante estos años, los civiles eran encerrados en numerosas fosas comunes infectadas de cólera, parásitos, peste bubónica, tuberculosis y fiebre tifoidea, entre otros males, para observar cómo evolucionaban en el cuerpo humano. Los distintos patógenos también se liberaban en las ciudades con las mismas finalidades.
Quizás uno de los aspectos más intrigantes de estos crueles experimentos es que no se sabe realmente cuántos civiles perecieron tras el intenso sufrimiento de las pruebas. Aún así, se estima que la cifra seguramente supera las 200 000 muertes. Si bien esto no fue reconocido por el Ejército Imperial Japonés, las fuerzas japonesas sí reconocieron de forma oficial la existencia y la práctica de estos experimentos en el llamado Laboratorio de Investigación y Prevención Epidémica del Ministerio Político Kempeitai. Existe evidencia de que el gobierno de los Estados Unidos ayudó al japonés a esconder parte de la información en pos de convertirse en su aliado durante la Guerra Fría.
Hechos tan abominantes, como ha sucedido históricamente, han dado lugar a numerosas manifestaciones en el ámbito artístico. Tal es el caso de la siguiente producción, titulada Los hombres detrás del sol (1988), en donde podrás ver el reflejo de esta histórica tragedia en el cine independiente chino. Producida en Hong Kong y dirigida por Mou Tun-fei, este filme es hoy una verdadera obra de culto.
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