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19 de abril de 2020

PRIMER SALTO MASIVO DE PARACAIDISTA SOBRE EL RIO ORINOCO (1970)


Fue en 1970 que se realizo el Primer Salto Masivo de Paracaidistas en el Rio Oinoco, este se realizo a bordo de la YVCatalinas78.BuNo4837448412.
(Mauro Fernando Balarezo)





18 de abril de 2020

La Moneda De Plata Más Grande Del Mundo


En la década de 1970, Panamá comenzó a emitir una moneda de 20 Balboa de plata en homenaje al Libertador. Llegó a tener 6,1 cm de diámetro, fabricada por The Franklin Mint, un fabricante importante medallas. Fue comercializada como la moneda de plata más grande del mundo en aquella época, rompiendo las reglas de la invención. Algunos la compararon de forma irónica al disco de goma utilizado en el hockey; era cercana a los de 156 gramos y 7,62 cm de diámetro. Pesó 129,59 gramos. A pesar de la conmoción inicial por su gigantesco tamaño, muchos coleccionistas de monedas del mundo eventualmente han añadido esta moneda a sus colecciones. Esta pieza corresponde a los muchos homenajes que ha recibido el Libertador, alrededor del mundo. Su importancia radica como un hecho histórico que recuerda el alcance de este personaje venezolano.

Aporte de Alejandro Remiro, historiador y coleccionista.

14 de abril de 2020

EVA PERÓN, LA TUMBA SIN SOSIEGO. Una historia por pocos conocida

En 1989, el coronel Héctor Cabanillas concedió tres días de entrevistas al escritor Tomás Eloy Martínez y narró cómo sacó en secreto de la Argentina el cadáver embalsamado de Eva Perón, en 1957, y lo mantuvo oculto, en Milán, durante catorce años. Aqui reproducimos solo la segunda parte de seis ya que es aqui donden el autor de “Santa Evita” reconstruye la increíble historia que le contó Cabanillas. 


La lucha por el cadáver 

De todos modos, la bomba estaba mal colocada. Sorolla la había pegado al block de tal manera que el motor saltó hacia arriba y voló destrozado, pero el asiento trasero, en el que debía ir Perón, no sufrió daños. Un par de astillas de vidrio se incrustaron en las mejillas de Gilaberte. La revista Élite resumiría esa semana que las únicas víctimas del atentado fueron los tres edificios que daban a la esquina de Venus y Paradero, a los que se les rompieron todos los cristales. Y el Opel, por supuesto, que se inutilizó para siempre. 

A Perón no lo inquietó el percance. Ese mediodía celebró la fiesta patria con un asado que compartieron sus amigos de Caracas. Miguel Silvio Sanz y Pedro Estrada estaban allí, por supuesto. Sorolla se enteró de todo cuando el avión en que había huido esa mañana llegó a Bogotá. Ni siquiera tuvo la fortuna de que Gilaberte o Perón sospecharan de él. En todas las declaraciones, el general atribuyó la conjura al embajador argentino y a su agregado militar. En 1970, cuando me contó en Madrid la historia de su vida, Perón seguía pensando que todos los atentados contra su vida habían sido tramados por Aramburu. Yo no conocía entonces el papel que habían jugado Cabanillas y Sorolla, pero estoy seguro de que si hubiera preguntado por ellos, el general habría respondido: '¿Quiénes?'. El ayudante de chófer que lo sirvió en Caracas durante dos meses se esfumó rápidamente de su memoria. 

'El fracaso de aquel atentado fue una de las grandes decepciones de mi vida', dice ahora el coronel, mientras deja sobre el escritorio el tercer vaso de agua que ha bebido esa tarde y se apresta a partir. 'Nos llevó meses de preparación y todo se vino abajo por un ramalazo de mala suerte. La historia de la Argentina sería otra sin Perón. Era temprano todavía para que se lo viera como un mártir, y era ya tarde para que el movimiento peronista, con todos sus dirigentes presos o dispersos, pudiera unirse. He cometido pocos errores en la vida, y esos pocos me duelen. Tal vez ninguno me duela tanto como no haber podido matar a Perón'. 

La lluvia ha cesado a la tarde siguiente y un sol húmedo, de ceniza, vierte sus vapores sobre Buenos Aires. La temperatura es inferior a los 20 grados, pero apenas se puede respirar. Al coronel le duelen todos los huesos cuando llega a la oficina de la calle de Venezuela. Lo acompaña esa tarde un hombre vivaz, de movimientos rápidos, mirada aguda y una nuez de Adán que sube y baja por el cuello con impaciencia, como si no supiera en qué lugar ponerse. Se llama Jorge Rojas Silveyra, es brigadier, y ha sido embajador del general Lanusse en Madrid durante los cruciales años de 1971 y 1972, cuando el cadáver de Eva Perón le fue devuelto a su viudo por el Gobierno argentino. Entre los dos hombres parece haber familiaridad, confianza, acaso complicidad. Cabanillas llama 'Flaco' a Rojas Silveyra. El apelativo es previsible. Aunque macizo, nervioso, el brigadier conserva una delgadez juvenil. En la adolescencia debió de ser como un fósforo: largo, de cabeza pequeña. A su vez, Flaco se dirige al coronel llamándolo 'Lalo'. Rojas Silveyra abre la tarde con oscuras referencias al teniente coronel Jorge Osinde, el siniestro oficial de Inteligencia que había sido uno de los torturadores más notorios durante el segundo Gobierno de Perón, delegado militar en la última etapa del exilio del general, en Madrid, y secretario de Deportes del Gobierno de Héctor Cámpora. El embajador invoca un dato que ya todos saben: Osinde fue uno de los organizadores de la matanza de Ezeiza, el 20 de junio de 1973, cuando Perón regresaba a Buenos Aires por última vez. Pero también cita un detalle que yo, al menos, desconocía: Osinde fue compañero de promoción del coronel Cabanillas en el Colegio Militar. El 20 de septiembre de 1955, en vísperas de la caída de Perón, Cabanillas lo arrestó y lo trasladó en su auto a la prisión de Campo de Mayo. Durante la travesía, Osinde se jactó de haber enviado al presidente derrocado decenas de cartas advirtiéndole sobre la conjura que se preparaba contra él, a la vez que le había entregado, sin equivocarse, los nombres de todos los insurrectos. 'El general no quiso oírme, o estaba harto ya de todo y prefirió dar un portazo', le dijo el detenido. 'Lo mejor que podés hacer es detenerme, Cabanillas. Soy el mejor oficial de Inteligencia de este país y, si en este momento hay una persona peligrosa, ésa soy yo. Algún día voy a traer de vuelta a Perón, a Evita. La historia es un péndulo, Cabanillas, ¿sabías? El poder es un péndulo. Hoy salta hacia la izquierda, mañana estará en el lado opuesto'. 

¿Osinde?, pregunto. ¿Cómo podría encajar en este relato? 'Ya lo verá', dice Cabanillas. 'Es el comodín de la partida de naipes que el Gobierno empezó a jugar con Perón en julio de 1971'.De pronto, algunas piezas del rompecabezas encajan. Recuerdo fragmentos de la historia de aquellos meses. El 5 de julio de 1971, el presidente de facto Alejandro Lanusse decidió establecer un canal directo de comunicación con Perón. Nombró embajador en Madrid a Jorge Rojas Silveyra pensando que su estilo informal y campechano le facilitaría las relaciones con el exiliado. Los objetivos del brigadier eran simples y difíciles: debía lograr que el general autorizara a sus adictos a aceptar cargos en el Gobierno, que no se opusiera a los proyectos políticos de la Junta Militar y que se pronunciara de manera pública e inequívoca contra los guerrilleros que actuaban en su nombre y a los que Lanusse no podía controlar. Lo que ofrecía a cambio era poco a los ojos de Perón: la devolución de su pasaporte argentino, el reconocimiento de las pensiones que se le debían como ex presidente -y que sumaban unos 50.000 dólares- y la anulación de las acusaciones criminales que pesaban contra él. La promesa final era devolverle el cadáver de Eva Perón. 'Lanusse sabía que yo tenía el cadáver, pero ni él ni yo podíamos imaginar en qué estado estaba, después de tantos años', apunta Cabanillas.

He oído versiones de que el Gobierno de Aramburu ordenó hacer tres o cuatro copias perfectas de la momia de Eva con resinas de poliéster y fibra de vidrio, y que una de esas copias fue a dar al puerto de Hamburgo, donde el coronel Moori Koenig la confundió, en 1961, con el cadáver verdadero. La viuda de Moori Koenig ha confirmado ese dato. Cabanillas lo niega con énfasis. 

'No hubo copias', dice. 'Nunca se nos ocurrió que podía haberlas. En los asuntos de inteligencia, como usted sabe, echar a correr un rumor suele tener más peso que imitar la realidad'. 

¿También lo de las flores y las velas es falso?, pregunto. Aludo a la versión de que, donde quiera estaba el cadáver, aparecían flores y velas. 

'Eso es verdad', dice Cabanillas. 'Sucedió cuando la teníamos deambulando por Buenos Aires. Las flores y las velas nos volvían locos. Pero en Italia ya nadie supo dónde estaba ella y nos dejaron tranquilos'. 

'Hasta que apareció Osinde', señala Rojas Silveyra. 

'Sí. Osinde casi nos echa a perder el trabajo de muchos años', admite el coronel. El brigadier está ansioso por hablar. Recuerda que el 16 de agosto de 1971, a eso de las diez de la noche, recibió en la residencia del embajador, en Madrid, la visita de Cabanillas. El emisario le entregó en silencio una carta de Lanusse. Rojas Silveyra ha retenido cada línea en la memoria: 'Querido Flaco. Ahí te lo mando a Lalo para que entre los dos resuelvan una operación de extrema importancia. Él te explicará de qué se trata'. 

Hacía calor, recuerda el brigadier. 'Salimos al jardín para evitar posibles grabaciones y allí nos quedamos hablando hasta las tres de la mañana. Convinimos en que al cadáver lo llamaríamos Valija...'. 

'Paquete', interrumpe Cabanillas. 'La palabra clave era Paquete'. 

'Valija', porfía Rojas Silveyra. 

De todos modos, ya qué importa, digo. Y en el acto me doy cuenta de que todo importa. Acordaron que, cuando Cabanillas recuperara el cadáver, enviaría un aviso para que el embajador lo esperara en la frontera con Francia y lo hiciera escoltar desde allí por la policía española. A la embajada llegaría un mensaje simple de advertencia: 'Valija localizada. Estimo que llegará al puesto fronterizo de La Junquera tal día a tal hora. Parada anterior: Perpignan'.

Recuperar el cadáver no fue tan fácil como se contó cuando las cosas sucedieron, apunta ahora el coronel. No sé qué quiere subrayar: si su capacidad para vencer una dificultad tras otra o la importancia de su hazaña. O ambas cosas, que para él son una. Repite otra vez lo que ya ha dicho con frecuencia a lo largo de su relato: 'Si no fuera por mí, quién sabe dónde estaría la Eva ahora'. 

Cabanillas llegó a Milán el 3 de agosto y allí esperó a su infalible escudero, el suboficial mayor Manuel Sorolla. Éste era la pieza central para la recuperación del cadáver, porque llevaba la autorización consular para exhumar el cuerpo -conseguida una vez más por la Orden de San Pablo- y una identidad falsa: Carlo Maggi, hermano menor de la difunta. La noche antes de la llegada de Sorolla, el superior de la Orden, monseñor Giulio Maturini, transmitió al coronel una noticia inquietante: decenas de las losas del cementerio Maggiore habían sido removidas y, en algunos sitios, los ataúdes habían sido abiertos, profanados. Cabanillas sintió que alguien estaba siguiéndole los pasos, pero no imaginaba quién ni por qué. Monseñor Maturini le sugirió una respuesta. Alguien había pedido a los dos grandes cementerios de la ciudad el registro de los propietarios de las tumbas. La información era pública y no se podía negar. Así encontraron, en el cementerio Maggiore, el nombre de Cabanillas. Por fortuna, en el registro no constaba cuál era el predio de cada quien, pero obtener esa información era cuestión de días. ¿Pudo averiguar quién está detrás de todo esto?, preguntó el coronel. Un teniente coronel argentino, respondió Maturini. Alguien a quien tal vez usted conozca. Tengo aquí apuntado su nombre: Jorge Manuel Osinde.


 Último acto 

'Imagine usted mi angustia', dice Cabanillas. 'Sabía que no era posible perder un solo minuto'. 

La humedad es ya tan densa que en cualquier momento podría llover dentro del cuarto. El brigadier se quita el saco y se afloja el nudo de la corbata. Yo también, aunque no llevo corbata, aflojo los hilos invisibles de la historia, que me están sofocando. 

'Por suerte, estaba allí monseñor Maturini para aliviar las tensiones', sigue el coronel. 'Consiguió que la alcaldía de Milán pusiera una vigilancia de 24 horas en el cementerio.

Las excavaciones cesaron. Faltaba aún elaborar una estrategia para trasladar sin peligro el cadáver desde Milán hasta Madrid. Primero, sin embargo, debíamos identificarlo. Ese tema me dejó noches y noches sin dormir: ¿y si el cadáver no estaba ya donde lo habíamos dejado? ¿Si Osinde se lo había llevado ya, devolviendo a su lugar la losa de granito? ¿Y si el polvo de ladrillo lo hubiera corroído? Esa mujer, la Eva, se había convertido ahora en una cuestión de Estado. Compréndame. Yo me estaba jugando el honor, y tal vez el pellejo'. 

A mediados de agosto, casi todas las oficinas del municipio milanés entraron en un receso de verano y la autorización para exhumar el cuerpo se retrasó. El martes 31, por fin, les permitieron abrir la tumba. Aunque Maturini había logrado que el cementerio se cerrara al público durante los trabajos, los guardianes que trabajaban allí no podían ser enviados a sus casas. Monseñor sugirió que se los empleara como ayudantes y se les entregara algunos millares de liras con una recomendación de extremo silencio. 

¿No podía ser alguno de ellos un hombre infiltrado por Osinde?, pregunto. 

'No', responde el coronel. 'Los habíamos investigado a todos. El que menos antigüedad tenía en el cementerio llevaba 15 años'. 

'Sin embargo, podían reconocer a Evita. Su foto seguía apareciendo en las revistas'. 'Ése no era el peligro', explica el coronel. 'Se trataba de gente muy ignorante. El peligro fue otro, inesperado'. 

Cabanillas había comprado, por precaución, un ataúd y una mortaja nuevos. También le pidió a monseñor Maturini que la misma hermana Giuseppina, encargada de limpiar y cuidar la tumba durante 14 años, estuviera la mañana de la exhumación, por si era necesario lavar el cuerpo. 

Abrieron la losa bajo el sol candente del mediodía. A primera vista, el ataúd parecía el mismo que Alberto Hamilton Díaz había depositado allí en 1957. El enorme peso acentuó la evidencia. 'Fue necesario recurrir a un artificio de poleas y ganchos de acero para mover aquellos 400 kilos. No sin dificultad, llevamos la caja al depósito del cementerio, donde había guardias y cerrojos de seguridad. Abrir el ataúd no era problema. Lo complicado era romper con extremo cuidado la vieja soldadura de la tapa, evitando daños al cuerpo que estaba dentro. Del conjunto de guardianes, elegimos a seis o siete operarios expertos. Ya estábamos a punto de empezar el trabajo cuando se presentaron tres inspectores a verificar lo que hacíamos. Sospeché que podían ser enviados de Osinde. De ningún modo podía permitir que estuvieran presentes cuando sacáramos el cadáver'. 

'Era gente de Osinde', interrumpe el brigadier. 'Después los hicimos verificar por nuestro consulado en Milán y nadie los conocía'. 

'Maturini intervino una vez más', continúa Cabanillas. 'Con el pretexto de que se trataba de una ceremonia religiosa, no les permitió entrar. Por fin, abrimos la tapa del ataúd. Me paralizó la sorpresa. Estaba todo lleno de polvo de ladrillo, de cascotes. El aire se llenó de una bruma bermeja, y hasta que no se despejó no pudimos ver el cadáver que seguía allí, intacto. Uno de los operarios se inquietó al verlo. ¿Acaso esta mujer no murió en febrero de 1951?, dijo en alta voz. Todos asentimos. ¿Se dan cuenta? Lleva en la tumba más de 20 años y parece que siguiera viva. ¡Es una santa!, gritó otro de los operarios. Entonces cayeron todos de rodillas rezando el Ave María y repitiendo ¡Miracolo! ¡Miracolo! Una vez más, la sabiduría de la Iglesia acudió a salvarnos. Dos de los hombres estaban despavoridos y querían salir. La hermana Giuseppina los detuvo y les dijo: ¿no ven que ha sido embalsamada? Esa simple verdad los tranquilizó. De todos modos, tuve que repartir otra vez miles de liras para que se calmaran y juraran secreto'. 

'Esa tarde me llamaste por teléfono para decirme que todo había salido bien', dice el brigadier, impaciente. 

'Sí, pero antes pasaron otras cosas', sigue Cabanillas. El coronel está sudando. Le corren hilos de agua desde las patillas hasta la papada inmensa. Toma de su bolsillo un pañuelo perfumado y se enjuga el sudor con delicadeza. 'La hermana Giuseppina desnudó el cadáver y lo limpió con mucha destreza. Nos sorprendimos de que fuera tan chico, casi como el de una muñeca, y de que diera tanta impresión de vida. Volvimos la espalda cuando quedó al descubierto el monte de Venus, con su pelusa fina, y ayudamos a la monja a que le pusiera una mortaja y le cubriera la cabeza con una mantilla. Hizo falta desenredarle el pelo, quitarle algunos broches oxidados y volver a peinarla. Sólo entonces la pusimos en el ataúd nuevo. Imagínese si Perón la hubiera visto en el estado en que la encontramos. Qué papelón habría sido, ¿no?'. 

Durante dos días quedó el cadáver a solas en el depósito del cementerio Maggiore, sólo con guardias en la puerta y monjas que iban, de tanto en tanto, a rezar oraciones. El 1 de septiembre, Cabanillas contrató los servicios de la empresa Irof para que transportara el cadáver de María Maggi, viuda de Magistris, por la ruta que iba de Milán a Génova, y de allí a Savona, Toulon, Montpellier, Perpignan. 

'Fue entonces cuando me llamaste por teléfono', insiste el brigadier. 

'No usé el teléfono', lo corrige Cabanillas. 'Tenía miedo de que lo hubieran intervenido. Te despaché un mensaje en clave, tal como habíamos acordado. Te dije: Valija llega La Junquera el viernes 3, aproximadamente a las 8 am. Con Sorolla habíamos calculado el itinerario en un mapa, la velocidad del vehículo -que fue un furgón Citroën-Transit-, la duración de las paradas. El horario se cumplió rigurosamente'. 

'Yo había arreglado ya con el Gobierno español el relevo en la frontera', se ufana el brigadier. 'En la noche del jueves 2, tanto Perón como Franco sabían que Eva estaba en viaje. Desde La Junquera, trasladamos el cuerpo hasta Madrid en una camioneta que tenía inscripta la palabra Chocolates. Yo estaba en la residencia del embajador, comunicándome todo el tiempo por radio. Lalo y monseñor Maturini habían llegado esa mañana y estaban conmigo'. 

'Viajamos por avión', acota el coronel secamente. 'Y en Madrid nos separamos, después de entregar el cuerpo. Nunca volví a ver a Maturini. Lo lamento. Era un santo'. 

El brigadier está exultante. Es ahora cuando siente que tiene los hilos de la historia entre las manos y que puede tejerla como quiere. 

'Estuvimos a punto de cometer un error', dice. 'Cuando el chófer me llamó por última vez, advertí que la camioneta con el cuerpo llegaría a Puerta de Hierro justo a las 20:25, la hora en que se inmovilizaron los relojes cuando murió Eva. Le ordené que se detuviera 15 minutos en la Glorieta de los Embajadores. De modo que el cadáver entró en la quinta de Perón a las nueve menos cuarto'. 

'Creo que el tirano me reconoció al verme en la casa', dice el coronel. 

'No, Lalo, ¿cómo iba a reconocerte? Me había preguntado quién estaba a cargo del traslado del cuerpo y yo le di tu nombre. Sabía quién eras. Sabía que habías tratado de matarlo'. 

'Será por eso que me dio la espalda y ni siquiera me miró cuando firmé el acta en la que constaba la entrega del cadáver'. 

'A mí, en cambio', dice el brigadier, 'me tomó del brazo y me sacó al jardín. Lo vi lagrimear. Ah, Rojitas, me dijo. ¡Si usted supiera cuánto quise a esta mujer! Yo me quedé en silencio, y al cabo de un minuto me despedí'. 

'La dejaron sobre la mesa del comedor', cuenta el coronel, 'y, por lo que sé, quedó allí dos o tres meses. Al volver a Buenos Aires, tuve la secreta esperanza de que me reincorporaran al servicio activo y me ascendieran a general. Ésa fue mi mayor ambición en la vida y nunca pude alcanzarla. Ahora nadie se acuerda de mí, nadie me conoce. Tal vez sea mejor así'. 

El sol se abre de pronto paso entre las nubes y descarga su peso sobre Buenos Aires. De todos lados parecen brotar hormigas aladas que suben hacia ninguna parte. Es abril de 1989 y aún tendré que vivir, pocas semanas más tarde, el último acto de esta historia.



EPÍLOGO BREVE 

El 26 de julio de aquel 1989 se cumplieron 37 años de la muerte de Evita. La peregrinación del cadáver no había terminado en Madrid. En noviembre de 1974, cuando la viuda de Perón era la presidenta de Argentina y su astrólogo José López Rega se había convertido en el hombre fuerte del Gobierno, éste viajó en un avión especial para rescatar el cuerpo de la quinta de Puerta de Hierro y trasladarlo a Buenos Aires. Una vez allí, la depositó junto al ataúd de Juan Perón en la capilla de la residencia presidencial de Olivos. En 1976, poco después de que la viuda fuera derrocada por una junta de militares depredadores, ambos cadáveres fueron retirados una mañana de lluvia y enterrados en lugares distintos: a Perón se le asignó un mausoleo en el cementerio de la Chacarita, donde una década más tarde lo profanarían, cortándole las manos. A Eva la llevaron al de la Recoleta, en una zona oligárquica de Buenos Aires que ella odiaba. Con Perón no se tomaron precauciones de vigilancia. Eva, en cambio, yace en el fondo de una cripta, cubierta por tres planchas de acero, cada una de las cuales tiene una cerradura con claves de combinación. 

Hacia el mediodía de aquel 26 de julio decidí visitar la tumba de Evita. El lugar estaba desierto, y en la entrada de su mausoleo había unas pocas alverjillas blancas y un par de velas encendidas. De pronto vi que se aproximaban al lugar cinco o seis viejos. Arrastraban los pies, caminaban con un curioso bamboleo. A la cabeza marchaba un personaje macizo, marcial, al que no hacían mella los años. Levantaba un bastón y trataba de llamar la atención de los escasos paseantes: 'Vamos a rezarle a nuestra santa', decía. '¡Vamos a despertar a Evita!'. 

El grupo se acercó a donde yo estaba. Todos inclinaron la cabeza al unísono. Una de las ancianas dejó otro ramo de alverjillas junto a la puerta del mausoleo, al pie de una placa de bronce: 'Eva Perón. Eterna en el alma de su pueblo'. Luego, rezaron un Ave María. Yo habría querido retirarme, pero me pareció inoportuno. Al final de la plegaria, el anciano del bastón se dirigió con soltura hacia mí, que era un extraño, y me dijo, como si yo supiera de qué hablaba: '¿Sabe, hijo? Yo estuve a punto de rescatar a nuestra santa cuando la tenían secuestrada en Milán. No pude. Quería entregársela al general, que era su legítimo dueño. Pero he jurado que voy a sacarla de aquí. La han escondido bajo tres planchas de acero, pero igual voy a liberarla. Ahora que el general no está, yo soy el único que tiene derecho a cuidarla'. Me preguntó mi nombre. Se lo dije. Le pregunté por el suyo. 'Soy el teniente coronel Jorge Osinde', contestó. 'Ha oído hablar de mí, sin duda'. 

12 de abril de 2020

LOS MONOS Y CASTILLITO EN SUS INICIOS








UNA "BESTIA DE LOS MARES" SE PUDO VER DESDE SAN FELIX


 En 1968, se deslizó a seis metros de la orilla del Orinoco, el Hovercraft, un aerodeslizador británico de diez toneladas que pudo salvar felizmente los raudales que impedían la navegación corrida por el Río Padre. En su recorrido paso frente al Malecon de San Felix y el Puerto de Ciudad Bolívar. 

Lo ultimo en tecnologia para la epoca en relacion a botes rapidos. Un aerodeslizador, también designado con el término inglés "hovercraft", es un vehículo que se desliza al lanzar un chorro de aire contra una superficie que se encuentra debajo de él; esto genera un colchón de aire o cojín de aire, que le permite, en principio, moverse sobre cualquier superficie horizontal lo suficientemente regular, como llanuras, sobre el agua, la nieve, arena o hielo, sin estar propiamente en contacto con ella. Algunos aerodeslizadores pueden desplazarse a velocidades superiores a los 150 km/h.

El inventor del aerodeslizador u Hovercraft es el ingeniero británico Christopher Sydney Cockerell en el año 1955 en la ciudad de Londres. Se patentó el 12 de diciembre de 1955 con el número de patente GB854211. Christopher S. Cockerell (1910-1999), un ingeniero eléctrico que trabajaba para Marconi, se fue a Suffolk para convertirse en constructor de barcos. Se interesó por la idea de hacer barcos más rápi­dos reduciendo la fricción, y preguntándose por la lubricación del aire entre el casco y la superficie del agua percibió la necesidad de una capa más gruesa de aire. Los Hovercraft SR, de clase Mountbatten, operaron en el Canal de la Mancha entre 1968 y 2000. Era una auténtica bestia de los mares (¿o los aires?) en muchos sentidos: por su tamaño, capacidad y potencia. Aunque la tecnología de estos artefactos todavía se usa, por desgracia llegó un momento para el Concorde de los Mares en que ya no resultaba tan rentable como otras formas de transporte al igual que le sucedió al Concorde del aire. Los seis que se fabricaron y se fueron renovando década tras década con total dignidad acabaron desapareciendo.
El Hovercraft había partido el día 10 de abril con un equipo de geógrafos, investigadores, escritores y fotógrafos británicos, desde el brasileño puerto de Manaos sobre el río Amazonas, remontando el Río Negro, luego el Orinoco a través del Brazo Casiquiare hasta llegar a Ciudad Bolívar y finalmente San Félix en recorrido de 3.200 kilómetros.
Esta expedición organizada por “The Geographical Magazíne”

EL AERODESLIZADOR HOVERCRAFT SRN6 EN AGUAS DE NUESTRA GUAYANA (1968)

Aproximadamente hace 52 años, los guayaneses y bolivarenses fueron testigos de una expedición que inicio desde el Amazonas (Brasil), ingresando por el Caño Casiquiare y el Orinoco a Venezuela en 1968. Un grupo británico de veinte personas que patrocinadas por el Felipe de Inglaterra, el National Geographic Magazine, el gobierno de Inglaterra, la Compañía Shell de Venezuela y Brasil, que suministraban el combustible usado por el aerodeslizador Hovercraft, aparato en que se movilizaba el selecto grupo interesado en los caudalosos ríos amazónicos y posibilidades de uso de la novedosa embarcación como medio de usos diversos en los recursos hídricos para la navegación en la zona.

El recorrido de la expedición partió de Caño Manaos, en Brasil, pasó a San Carlos de Rio Negro, donde lo encontramos al cabo del recorrido de 700 millas a una velocidad promedio de 45 millas por hora, y habiendo empleado 17 días. Posteriormente se dirigieron a San Félix. en el estado Bolívar, lo que significó que cuando los encontramos en territorio venezolano, aun les falta por recorrer unas 800 millas incluyendo el paso los por rápidos al sur de Puerto Ayacucho, tal vez el mayor obstáculos. Enviados por el diario El Universal, estuvimos en el grupo que en San Carlos de Rio Negro, con funcionarios de la Shell de Venezuela encabezados por don José Antonio Iacocipini Zárraga y varios periodistas, fueron trasladados desde Caracas tempano en la mañana, en un avión De Havilland Heron de la Cía. Shell de Venezuela al mando del capitán Ricardo Alfonzo Vaz. Al terminar la expedición del aerodeslizador Hovercraft SNR6, debía concluir en La Guaira e Higuerote, donde se expondría en exhibiciones comerciales toda vez que se trataba de un producto innovador en auge que daba en sus distintas versiones ya daba muestras de ventajas civiles como militares entre otras el paso del Canal de la Mancha como servicio regular de alta velocidad y cómodo. 

Algunos de los integrantes de la expedición era el capitán Grabam Clarke, el copiloto Stuart Sirad, el mecánico John Huyland, M. J. Eden, biógrafo del Bedford College; C. Gorinsky, del etnobotánico del Saint Barts Medical School; D. R. Harris, biógrafo del University College; J. B. Thornes, geomorfólogo del London School of Economics; David Smithery, administrador de la expedición; cinco especialistas de la BBC de Londres, quienes están realizando una película de 50 minutos de duración, a colores y con sonido directo. La expedición dirigida por Michael Eden, de 31 años, profesor de geografía en la Universidad de Londres, duró un mes. Al entrar la nave en territorio venezolano, frente a la Piedra del Cocuy, embarcaron el doctor Ernesto Medina, ecólogo de la Escuela de Biología de la Universidad Central de Venezuela, el comandante Evelio Colmenares Leal, de Fuerzas Armadas de Cooperación y el capitán Jacobo Yépez Daza, del Ejército venezolano. La expedición, que será dirigida por Mr. Michael Eden, de 31 años, profesor de Geografía en la Universidad de Londres, durara un mes y sus hallazgos serán analizados por Varios organismos universitarios y puestos a disposición de los gobiernos interesados.



El piloto del aerodeslizador era Don Más, de la British Hovercraft Corporation, quien tendrá como asistente a Mr. Graham Clark, de la Hovercraft Ltd., y al Capitán Stuart Syrad, de la Real Infantería de Marina. A todos ellos se agregaron tres venezolanos; el teniente coronel Colmenares, ingeniero forestal de las FAC; el capitán Yépez, geógrafo de las Fuerzas Armadas, y el doctor Medina, botánico de la UCV. El propósito principal de la expedición fue una investigación científica de la región sur –además del espacio de Brasil navegado- de Venezuela, incluyendo elementos de sedimentología, para conocer mejor las causas que originan la erosión. También una investigación ecológica, o sea, el efecto o influencia del ambiente sobre los animales y las plantas. Se estudiaba también los cultivos indígenas haciendo énfasis en aquellos que circundan la sabana, y se ensayó un equipo electrónico que permitía obtener información de las formaciones en los lechos de los ríos, a medida que el Hovercraft iba navegando. 

Graham Clarke. En octubre del 2007, el diario The Telegraft rindió homenaje a Graham Clarke, quien había muerto a los 77 años. Se trataba de un ex combatiente en la Guerra de Corea como piloto del Ejército de Aire que luego, en 1968, “puso a prueba un aerodeslizador en el peligroso Negro y Orinoco en América del Sur… la necesidad de atravesar los rápidos traicioneros, lo convirtió en uno de los viajes más difíciles jamás llevadas a cabo por un aerodeslizador”. El viaje tenía por objeto demostrar que la nave el aerodeslizador inglés SRN6 debía demostrar a la corporación británica fabricante, que podría viajar con éxito 2.500 millas entre Manaos, en Brasil, y Puerto de España, Trinidad. La ruta de Clarke el río a través del Casiquaire y el Orinoco. La navegación era por cartas aeronáuticas y un guía local, que también había establecido los puntos de aprovisionamiento de combustible en las paradas programadas con antelación.

Graham Clarke (a la izquierda) al mando del aerodeslizador hovercraft SRN6

Había dos riesgos principales: los rápidos de San Gabriel en el río Negro, y los Maipures y rápidos de Atures, justo por encima de Puerto Ayacucho, en el Orinoco. Mientras que el primero no representa un problema, los que en el Orinoco requieren un reconocimiento aéreo con el fin de seleccionar un paso a través de unas 40 millas de rápidos. La negociación en las últimas etapas exigieron las habilidades y la experiencia de Clarke, ya que la nave no podía viajar a menos velocidad si era para evitar problemas como el de chocar contra las rocas. El viaje exitoso fue el tema de un documental de la BBC, El Último Gran Viaje en la Tierra, y de un libro del mismo título por Brian Branston, líder del equipo de la BBC.

Roland Graham Clarke nació el 19 de octubre de 1929 en Carlton, Nottingha, En 1960, Clarke dejó la Marina para ocupar la cría de cerdos en la Isla de Wight, que le mantuvo ocupado durante seis años hasta su problema de espalda hizo necesario un cambio de empleo. Después de conocer a Christopher Bland, uno de los fundadores de Hovertravel, se convirtió en un piloto del aerodeslizador en el servicio de ferry entre el continente y Ryde. A su regreso de la expedición de la National Geographic Clarke fue "prestado" por Hovertravel al aerodeslizador Corporación Británica para ayudar en la India en sus esfuerzos para controlar el contrabando de oro. Él enseñó a pilotos de la Marina de la India a conducir y navegar el aerodeslizador usad como patrulla.Fue nombrado director general, y luego un director, de Hovertravel. 


BIBLIOGRAFIA:

Alfredo Schae
https://museodeltransportecaracas.blogspot.com/2016/08/1968-el-aerodeslizador-hovercraft-srn6.html.
Américo Fernández
http://orinocando.blogspot.com/2018/08/el-hovercraft-o-aerodeslizador-en-el.html?spref=pi

8 de abril de 2020

Tiki - El niño guerrero, el simbolo de un Exterminio oculto en La Amazonia


Tiki - El niño guerrero, es la historia de la venganza de un joven indio sin gente, una parábola fantástica de la obstinación de un guerrero armado solo con su coraje contra la tecnología militar devastadora. Una historia sobre la vida y la muerte en un momento en que las culturas antiguas fueron, y desafortunadamente aún lo son, diezmadas sistemáticamente en nombre del progreso.

A principios de la década de 1970, la autopista Transamazon prometía un futuro brillante para el Brasil y Suramerica, en aquellos tiempos, cuando muchos todavía creían que sería una "revolución", un gobierno totalitario impuso la idea de progreso y modernidad, pero detras de ello, existio un exterminio a los indigenas de nuestra Amazonia. Un período en el que pocos tuvieron el coraje de competir y cinco décadas después de su inauguración en 1972, las consecuencias que un trabajo inacabado ha causado a los pueblos indígenas de la región finalmente comienzan a ser seriamente discutidas. 

En 1976, cuando muchos aún tenían miedo de hablar, dos italianos, a orillas del mar de Liguria, conscientes de lo que estaba sucediendo en el otro lado del mundo, crearon un pequeño indio. Un joven indio carajá llamado Tiki.

Este valiente guerrero vio a toda su aldea arrasada por "pájaros brillantes", los aviones que arrojaron indiscriminadamente sus bombas en el bosque. Tiki - The Boy Warrior es la historia de la venganza de un joven indio sin gente, una parábola fantástica de la obstinación de un guerrero armado solo con su coraje contra la tecnología militar devastadora. Una historia sobre la vida y la muerte en un momento en que las culturas antiguas fueron, y desafortunadamente aún lo son, diezmadas sistemáticamente en nombre del progreso.


El hermoso y contundente trabajo de Giancarlo Berardi (guión) e Ivo Milazzo (arte) se publicó originalmente en 1976 en Il Giornalino y ganó Europa. Con una visión sorprendentemente precisa de una situación que horrorizó al mundo y que permanece impune hoy en día, los dos italianos crearon uno de los cómics brasileños más legítimos y originales del mundo.

Inexplicablemente, Tiki nunca se había publicado en Brasil. Ahora 50 años después de su publicación original, Tiki - O Menino Guerreiro finalmente ganó una edición brasileña. Dividido en capítulos, la epopeya de este héroe presenta las siguientes historias: Tiki, el niño guerrero ; Día brillante del pájaro ; Petima, la Flor da Floresta ; Monos blancos ; La persecución ; y un pequeño gran amigo.

7 de abril de 2020

El último soldado de Hitler

 

El último soldado de Hitler: Cómo un prisionero de guerra alemán se escondió del FBI y vivió en Estados Unidos sin ser detectado durante cuatro décadas.

Después del final de la Segunda Guerra Mundial, hubo muchos individuos de las potencias del Eje que resistieron, desde el teniente japonés Hiroo Onoda -que no salió de su escondite hasta 1974- hasta los oficiales alemanes de las SS que supuestamente huyeron a Sudamérica.

Hay un caso curioso de un prisionero de guerra que huyó de un campo americano en la década de 1940 y permaneció en la lista de los más buscados del FBI durante algún tiempo escondiéndose a plena vista hasta que finalmente se rindió cuatro décadas después.


Nacido en la actual Polonia en 1920, Georg Gartner era un joven deportista que aspiraba a ser oficial en la Wehrmacht alemana, alistándose en 1940. Entró en un programa de cadetes que lo convirtió en suboficial hasta que tuvo suficiente experiencia en combate para entrar en los rangos de oficiales. Gartner pronto se encontró en una encrucijada: a pesar de querer ser un buen soldado, también era un hábil esquiador y deportista de invierno lo que lo condenaría al frente oriental.

Viendo una oportunidad de ver combate y al mismo tiempo evitar morir congelado y ser aplastado por los tanques soviéticos, Gartner se unió al Afrika Korps. Vio una cantidad considerable de combates con esta unidad, lo que le valió el derecho a regresar a Alemania para recibir entrenamiento de oficiales. Desafortunadamente para Gartner, fue capturado poco después en Túnez, y en 1943, fue enviado a los Estados Unidos a un campo de prisioneros de guerra en Nuevo México.

Capaz de hablar inglés y lejos de los horrores de la guerra, Gartner disfrutaba bastante de ser un prisionero de guerra en Estados Unidos. Notaba que el trato que recibía era justo y la comida mejor que cualquier cosa que le sirvieran los militares alemanes. Cuando la guerra se acercaba a su fin y la evidencia del Holocausto se iba haciendo de dominio público, sus captores fueron cambiando su comportamiento hacia los prisioneros de guerra alemanes, a pesar de que muchos de ellos estaban disgustados por lo que Alemania había hecho.

Memorizando el horario de un tren de carga cercano, Gartner -que no le dijo a nadie de sus planes- se arrastró bajo dos alambradas durante una "noche de cine" y se las arregló para subir a un tren de carga que pasaba por allí, viajando por la vía hacia el oeste como lo hacían los vagabundos de la época.

A pesar de que los militares lo buscaban en los alrededores, Gartner se dirigió a California, donde intentó mezclarse, sin decir a nadie de su verdadera identidad.

Tomando la identidad de Dennis F. Whiles, Gartner se adaptó rápidamente a su nueva vida. Aceptó trabajos ocasionales hasta que obtuvo una tarjeta del Seguro Social y una licencia de conducir. Eventualmente, consiguió un empleo como instructor de tenis y esquí e incluso se hizo amigo de celebridades como los actores Robert Stack y Lloyd Bridges. En enero de 1952, cuando un tren de pasajeros fue enterrado por una avalancha en las montañas de Sierra Nevada, Gartner encabezó el rescate como jefe de la patrulla local de esquí y fue el primero en encontrar el tren atrapado.

Ahora un héroe, la foto de Gartner fue publicada en los periódicos locales al mismo tiempo que sus fotos de prisionero de guerra permanecían en los carteles de búsqueda y captura del FBI. Nadie pareció sumar dos y dos y él continuó evitando la captura. En 1964, Gartner era el último prisionero de guerra alemán desaparecido que quedaba en la lista del FBI, y el FBI se había quedado sin pistas en sus esfuerzos por encontrarlo. En el mismo año, se casó con una divorciada y adoptó a sus dos hijos como suyos.

Durante cuatro décadas, Gartner permaneció en la lista de los más buscados. Durante ese tiempo, trabajó como estimador de construcción y consultor de arquitectura. Al acercarse a la jubilación, se le enfrentó su esposa, que había llegado a disgustarse porque nunca hablaba de su pasado.

En 1984, bajo amenaza de divorcio, le dijo la verdad: era un ciudadano alemán que escapó de un campo de prisioneros de guerra durante la Segunda Guerra Mundial.

Curiosamente, fue la determinacion de su esposa lo que los llevó al profesor de historia Arnold Krammer, quien le ayudó a publicar un relato de todo en 1985. El libro se titulaba "El último soldado de Hitler en América". Se rindió formalmente al presentador de Tv Bryant Gumbel en el Today Show, convirtiéndose en el último prisionero de guerra alemán de la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos.


Después de que Gartner reveló todo, el gobierno de Estados Unidos no estaba seguro de qué hacer con el viejo. Dado que había sido llevado a Estados Unidos contra su voluntad, no era un inmigrante ilegal y en realidad no había "escapado" porque estaba programado para ser enviado de vuelta a un territorio ocupado por los soviéticos. Además, la guerra había terminado después de su fuga, así que tampoco era un prisionero de guerra. Además, estaba casado con una ciudadana estadounidense. Sin ningún interés en deportarlo o castigarlo, Gartner era libre de vivir su vida en los Estados Unidos.

A pesar de serias demoras burocráticas, Gartner finalmente se convirtió en ciudadano estadounidense en 2009, viviendo en Colorado.

Desafortunadamente para Gartner, su esposa que lo había convencido de que se sincerara en primer lugar- se vio abrumada por décadas de secretos, y solicitó el divorcio mientras él visitaba a parientes largo tiempo perdidos en Alemania. Permaneció muy próximo a sus hijos adoptados y se mantuvo en contacto con ellos hasta su fallecimiento en 2013.


Publicado por; https://www.burbuja.info/

6 de abril de 2020

LA CARTA MAS ANTIGUA QUE SE CONOCE DE BOLÍVAR.


Desde México, el joven Simón Bolívar (1799) escribe este documento en cuestión. Es una copia realizada por Vicente Lecuna antes de 1916, tomada del original que para entonces era propiedad del señor Rafael Palacios.

En el Archivo del Libertador que hoy se conserva como un sub-fondo del Archivo General de la Nación, se encuentra en el tomo 45, folios 1 recto al 2 recto, la carta más antigua que se conoce de Simón Bolívar. El documento en cuestión es una copia realizada por Vicente Lecuna antes de 1916, tomada del original que para entonces era propiedad del señor Rafael Palacios.

La carta está dirigida al tío materno de Bolívar, Don Pedro Palacios, desde el puerto de Veracruz en México, y en ella el futuro Libertador detalla su llegada y permanencia en la tierra azteca. Además de ser la carta más antigua que se conoce del Padre de la Patria, tiene esta otra particularidad que la destaca: la inusual ortografía con que fue escrita. Si bien para entonces no se habían generalizado las reglas básicas de ortografía por la Real Academia Española, este primer escrito de Bolívar se aleja mucho de lo que era usual en las personas cultas de la época. Transcribimos el texto de esta curiosa carta del Libertador tal como fue copiada del documento original por el Dr. Lecuna, y que se encuentra en el Archivo General de la Nación. Seguido de este, acompañamos imágenes del facsímil del original tal como fue publicado en "Simón Bolívar, Obras Completas", trabajo compilatorio también de Vicente Lecuna, segunda edición, 1950. 


Veracruz, 20 de marzo de 1799.

Sor Dn. Pedro Palacios y Sojo
Estimado tío mío: Mi llegada a este puerto ha sido felismente, gracias a Dios: pero nos hemos detenido aquí con el motibo de haber estado bloqueada la Abana, y ser presiso el pasar por allí; de sinco nabíos y once fragatas ingleses. Después de haber gastado catorce días en la nabegasión, entramos en dicho puerto el día dos de febrero con toda felicidad. Hoi me han susedido tre cosas que me an complasido mucho: la primera es el aber sabida q.e salía un barco para Maracaibo y q.e por este condudto podía escribir a usted mi situasión, y partisiparle mi biaje que ise a México en la inteligencia que usted con el Obispo lo habían tratado, pues me allé haquí una carta para su sobrino el Oidor de allí recomendándome a él, siempre q.e hubiese alguna detención, la cual lo acredita esa que le entregará usted al Obispo que le manda su sobrino el Oidor, que fue en donde bibí los ocho días que estube en dicha ciudad. Don Pedro Miguel de Hecheberría costeó el biaje, q.e fueron cuatro­cientos pesos poco más o meno, de lo cual determinará usted, si se los paga aquí o allá a Don Juan Esteban de Hechesuría q.e es compañero de este Sr. a quien bine rrecomendado por Hechesuría, y siendo el condudto el Obispo. Hoi a las onse de la mañana llegué de México y nos bamos a la tarde para España y pienso que tocare­mos en la Abana porque ya se quitó el bloqueo que estaba en ese puerto, y por esta razón a sido el tiempo mui corto para haserme más largo. Vsted no estrañe la mala letra pues ya lo hago media­namente pues estoi fatigado del mobimiento del coche en q.e hacabo de llegar, y por ser mui a la ligera la he puesto mui mala y me ocuren todas las espesies de un golpe. Espresiones a mis ermanos y en paticular a Juan Visente q.e ya lo estoi esperando, a mi amigo Don Manuel de Matos y en fin a todos a quien yo estimo.

Su más atento serbidor y su yjo.

SIMÓN BOLÍVAR.Yo me dessenbarq.e en la casa de Don José Donato de Austrea el marío de la Basterra quien me mandó recado en cuanto llegué aquí me fuese a su casa y con mucha instancia y me daba por razón que no havía fonda en este puerto.






Articulo publicado en; 
http://papelesdehistoriavzla.blogspot.com/2017/03/documentos-primera-carta-conocida-de.html

5 de abril de 2020

CAPITAN GUAYANA; PRIMER SUPER HEROE DE VENEZUELA



"El Capitán Guayana" constituye una de las primeras historietas de Ciencia Ficción que se hace en Venezuela, la descripción del personaje era:"...Venezolano de pura cepa, de rasgos muy varoniles e inteligencia abierta a los cuatro puntos cardinales que tenía su guarida en las entrañas del cerro el Ávila", hasta puedes jugar online; en juego DC Universe Online Live



El Comic del Capitan Guayana es creación de Julio López (HALLACO) 1936 - 2006 ... En 1971 en el diario vespertino El Mundo sale a la luz la historieta el Capitán Guayana, el primer superhéroe venezolano del que tenemos registro. La historieta era publicada a página entera. La trama consiste en el arribo de unos extraterrestres a la Tierra en 1945 que rescatan a un niño huérfano y al que llevan con ellos. Este niño se transformaría al volver a la Tierra en Capitán Guayana. La descripción del personaje era la siguiente:venezolano de pura cepa, de rasgos muy varoniles e inteligencia abierta a los cuatro puntos cardinales que tenía su guarida en las entrañas del cerro el Ávila. El “Capitán Guayana”, Este súper héroe criollo además de las funciones habituales que tiene todo superhéroe defendía la naturaleza procurando un mundo sin contaminación. Cualquier parecido del Capitán Planeta (1990) con Capitán Guayana es mera coincidencia. La historieta fue publicada por seis meses hasta el año 1972.

Añadir título


En el 2013 aparecio el capitán Guayana en DC Universe Online o DCUO que son juegos MMORPG de Sony Online Entertainmen, juegos en lineas que los pueden ver en un video del cual le dejo su enlace aqui abajo. Su creador hasta la fecha no logre conseguir mayor detalle que su cuenta y en enlace de youtube (mgluribe4) y el cual afirmo: ......cuando construí el personaje en el juego DC Universe Online Live fue con la intención de rendir un homenaje a esta creación y a su creador en este arte tan poco apreciado y valorado aquí en Venezuela, debo confesar que cuando termine de hacerlo en base a las pocas imágenes que hay de los comic sentí una sensación muy rara ya que el personaje estaba en el olvido desde 1971 fue muy extraño, es como si el Capitán Guayana hubiera estado en coma y hubiera despertado... 

https://www.youtube.com/watch?v=La-K4pItli4
https://www.youtube.com/watch?v=JGoxsIT6WxM





Julio López (HALLACO)
El 19 de marzo de 1936, nace en Barcelona (España) Julio López Sorinas, en el tiempo en que la Guerra sembraba terror a toda Europa. Durante el período (1943-1955), realiza Estudios de Educación Primaria y Secundaria en el Grupo Escolar “Mila y Fontanals” y el Liceo “Los Esculapios” en Barcelona (España). Su infancia y adolescencia se desarrolla con una marcada inclinación artística, influencia quizás por sus padres, ambos trabajadores artesanales en modelaje y pintura de figuras religiosas e históricas de la época. Desde esta época es un admirador empedernido de los Comics y en especial de los Comics Americanos (Superman, Flash Gordon, Spiderman, etc). Se expresaba refiriéndose a la época: “…era como una película, no había televisión y la única forma de distraerse era mediante los comics”, conoce en ese entonces a un gran dibujante: José Tuten, quien lo inicia en el dibujo de historietas, este maestro del dibujo llegó a ser un gran historietista en España y mas tarde empresario de un distribuidora de historietas. Llega a Venezuela alejándose de la Guerra Civil Española a la edad de 14 años, sus padres escogen residenciarse en este país, por la cálida acogida recibida de sus pobladores en el año 1951. Intenta continuar estudios en la Escuela Técnica Industrial de Caracas y empieza a trabajar en Dibujo Publicitario y a ilustrar publicaciones en revistas y periódicos tales como el periódico “Ser” que publica el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. En el año 1973 hasta 1975 es cofundador del Departamento de Materiales Educativos del Centro de Capacitación Docente de Educación Rural “El Mácaro” del Ministerio de Educación en Turmero. Estado Aragua y se desempeña como Director Creativo e Ilustrador de libros de textos. La idea de que las historietas o “comiquitas” como también se les conoce deben ser venezolanas lo conduce a fundar en el año 1975 la “Escuela de historietas López y Acosta” conjuntamente con un gran amigo y colega pintor Luis Acosta, logran registrar en el Ministerio de Educación y desde entonces ha funcionado en distintos puntos de Caracas, en el Centro comercial El Lago en la Avenida Urdaneta donde inicia actividades, en la Avenida Fuerzas Armadas, en locales de la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas, desde esta sede lucha incansablemente por la recuperación de este bello Patrimonio Nacional a través de comunicación escrita, verbal en entrevistas a los medios conjuntamente con sus alumnos pero estas peticiones no fueron atendidas y actualmente continua en el abandono total. La Escuela de Historietas López Allaco como se denomina hoy en día se encuentra ubicada en el Nivel Lecuna de Parque Central en el Edificio San Martín donde aún continúa con su misión, la de formar jóvenes talentos en el arte de las historietas con identidad venezolana. La vocación docente que siempre acompañó la desarrollo con la creación de esta Institución desde su fundación en 1975 hasta su muerte en octubre del 2006, la meta planteada: “Las comiquitas e Historietas deben ser venezolanas”

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