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31 de marzo de 2021

EL HOMBRE ES UNA REVOLUCION Y NO UNA EVOLUCION

 

Es frecuente entre los biólogos modernos afirmar que el hombre no tiene nada de especial, que es una especie más entre todas las que existen. Así, por ejemplo, Colin Tudge escribe esto:

Filogenéticamente somos una avanzada, un pequeño producto de la vida, al igual que la Tierra es un cero a la izquierda cosmológico que ninguna otra forma de vida inteligente en el Universo se molestaría en poner en sus mapas celestes. (The variety of life, Oxford University Press, 2000).

Todo esto no es más que la aplicación indiscriminada de un dogma seudocientífico que pocos biólogos se atreven hoy a discutir, y que suele expresarse de alguna de estas formas equivalentes:

· Todas las especies de seres vivos son equivalentes, ninguna es superior a las demás.

· No existen criterios que permitan comparar la importancia de las especies.

· El hombre no es superior a los chimpancés, las hormigas, las bacterias…

· La evolución no tiene dirección.

En el fondo, lo que ocurre es que el ateísmo materialista intenta reducir al hombre al nivel de un animal más, para negar su posible transcendencia. Esto es algo que los biólogos más importantes de mediados del siglo XX, incluso los ateos, estaban muy lejos de admitir.

Julian Huxley escribió:

La separación entre el hombre y los animales no se ha reducido exagerando las cualidades humanas de los animales, sino minimizando las cualidades humanas del hombre. (Man stands alone, 1941).

George Gaylord Simpson escribió:

[El hombre] es otra especie de animal, pero no solo otro animal. Es único en modos peculiares y extraordinariamente significativos. (This view of life, 1964).

Theodosius Dobzhansky escribió:

Una sola especie ha logrado crear cultura en todo el mundo vivo. Y sin embargo, gracias a este logro, la evolución humana ha transcendido, es decir, ha ido más allá de los límites de la evolución biológica. (Human culture: a moment in evolution, 1983).

La verdad es que, para afirmar con los biólogos ateos modernos que el hombre es un animal más, es preciso cerrar los ojos a la realidad. Ante esta situación, hace alrededor de un siglo Chesterton escribía:

Si usted deja de leer libros sobre los hombres y los animales y empieza a mirar a los hombres y los animales... observará que lo sorprendente no es cómo se parece el hombre a los animales, sino lo diferente que es. (Orthodoxy, 1908, capítulo IX).


¿En qué se diferencia el hombre de los animales?

Veamos algunos ejemplos que saltan a la vista:

a) El hombre es la única especie que ha invadido todos los ecosistemas.

b) El hombre es la única especie que por sí sola ha cambiado el aspecto visible de la Tierra.

c) El hombre es la única especie que ha cambiado el espectro electromagnético de la Tierra.

d) El hombre es la única especie que ha provocado deliberadamente la extinción de otras especies y que por sí sola está provocando una extinción global.

e) El hombre es la única especie que por sí sola está cambiando la composición de la atmósfera de la Tierra.

f) Cada individuo humano conectado a Internet tiene acceso a alrededor de un trillón de bits, cien mil veces más que cualquier otro ser vivo.

g) El hombre es la única especie que se ha planteado su responsabilidad moral respecto de otros seres vivos.

Si me apuran, estoy dispuesto a ampliar la lista de diferencias. Tal parece que, durante la evolución hacia el hombre desde los antepasados comunes del hombre y el chimpancé, en algún sitio se atravesó un punto crítico, como los que diferencian en física los estados de la materia. Ante semejante cúmulo de diferencias, ¿no sería conveniente considerar al hombre como un reino de la naturaleza?

Citemos otra vez a Chesterton:

El hombre no es sólo una evolución, sino una revolución... Cuanto más consideramos al hombre como animal, menos lo parece.

(The everlasting man [1], 1925, I Parte, Cap. 1. Este libro ha sido traducido al español con un título que no me parece correcto: El hombre eterno. La palabra inglesa everlasting no significa eterno, sino perdurable, lo que dura siempre. La palabra eterno, por el contrario, siguiendo a Boecio, debería reservarse para lo que está fuera del tiempo, como cuando se aplica a Dios. Mi traducción para el título de este libro sería, pues, El hombre perdurable.)

Articulo:
¿Es el hombre un animal más?
The same post in English
Theodosius Dobzhansky

28 de marzo de 2021

EL MOTOCROSS EN VENEZUELA TIENE UN "SELLO GUAYANES"


Pedro González, apodado en el entorno bolivarense como el “Caimán del Orinoco” es sin duda alguna un Orgullo guayanés que desde hace más de dos décadas, ha hecho de su carrera un estilo de vida. Es oriundo de Ciudad Bolívar nacido el 23 de Enero de 1966, evoluciono su técnica en las pistas de motocross a partir de los años 80 iniciando su carrera deportiva en el área de la velocidad sobre dos ruedas. 


Su primera corona en el motocross fue en el año 1983, precedido de un par de reconocimientos al primer lugar en los Juegos Nacionales Juveniles en la categoría de 80cc, cuando apenas el motocross estaba proyectándose en Venezuela y Latinoamérica. Según datos obtenidos de la página web: www.mxtotal.net, Pedro González además de obtener numerosos premios por su trayectoria deportiva, también ha competido en pistas de diversos países de Latinoamérica y Europa como: Argentina, Bélgica, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Guatemala, Italia, México, Perú, Puerto Rico, República Checa, República Dominicana y Uruguay.

Radicado desde hace varios años en los Estados Unidos, Pedro González también registra varias incursiones como integrante del equipo vinotinto en el Motocross de las Naciones, mientras en 2012 y 2013 concluyó entre los diez primeros en la Copa del Mundo de Motocross de Veteranos en Inglaterra. En las últimas campañas ha sido campeón regional de motocross en la Costa Este de los Estados Unidos y también ha triunfado en el World Vet de motocross que anualmente se realiza en Glen Helen, California.

Sin duda alguna dejo una huella imborrable no solo en las pistas de Ciudad Bolívar y Puerto Ordaz si no de toda Venezuela, el moto-cross en Venezuela tiene un SELLO GUAYANES.



VEA TAMBIEN

EL ULTIMO GUERRERO MAYA; ABRIO LA PUERTA PARA DESCIFRAR SU COMPLEJA CULTURA


Apenas 4 años después de su viaje a México, el 30 de marzo de 1999, Yuri Valentinovich Knorozov murió en los pasillos de un hospital, víctima de un derrame cerebral. Fue enterrado en un antiguo basurero de San Petersburgo, antes Leningrado. Así partió "El caballero rojo", el ruso que descifró la escritura maya.

Durante su dramática agonía en San Petersburgo en marzo de 1999, uno de los científicos más luminosos del siglo XX tenía los ojos cerrados, pero alcanzó a escuchar que su trabajo, por fin, sería publicado y que aquel descubrimiento suyo que lo coloca a nivel de Champollion en la historia de la humanidad, quedaría impreso en tres hermosos tomos, editados en México, como él lo deseaba. A dos décadas de su muerte, el genio ruso que dio con la clave para el desciframiento de la escritura maya tendrá una nueva vida en 2020 con dos grandes acontecimientos: la aparición de su biografía en nuestro idioma, que su autora Galina Yershova presentó el pasado otoño en la Universidad Estatal Rusa de Humanidades y con la publicación en línea de su obra monumental, Compendio Xcaret de la escritura jeroglífica maya descifrada por Yuri V. Knórosov.

Una crónica de sus últimos días:

El corredor es helado, la camilla estrecha. Un hombre lucha solo contra la muerte. Ni los médicos ni las enfermeras que pasan de largo se detienen a mirarlo. Lleva días allí, tiritando de frío. No importa quién es, tiene setenta y siete años. No hay cuarto para él. Ni cama. Ni cobija. El derrame se agrava. Los últimos días serán helados como las últimas horas de un invierno ruso. El frío duele más, la soledad duele más que la enfermedad. Los escalofríos se apoderan del menudo cuerpo de este hombre que lleva la ciencia en la sangre. Y ahora, la pulmonía. Solo, en su camilla, sin una mano que le lleve ropa limpia. Un genio del siglo XX agoniza en el corredor de un hospital en San Petersburgo. Es Yuri Valentinovich Knórosov.


Intenta abrir los ojos. Sus larguísimas cejas blancas que cubren sus ojos azul zafiro comienzan a congelarse. Tiene frío, mucho. Comienza el delirio, es el principio del fin. Piensa en el fuego. El fuego, las llamas, se apoderan de Berlín. Es la Segunda Guerra Mundial y el ejército soviético toma la ciudad alemana. Un joven ucraniano de veintiún años, estudiante de violín, se une a las tropas de su país y un arrebato, que será definitivo en su vida y en uno de los descubrimientos científicos más relevantes del siglo XX, lo conduce a la Biblioteca Nacional para salvar lo que pueda. Rescata dos libros: Las cosas de Yucatán de Diego de Landa, de la valiosa edición de Brasseur de Bourbourg, y la edición de 1933 de Los códices mayas de los hermanos Villacorta. Los mete en su mochila y regresa a casa sin saber que en ese momento su vida daba una vuelta de tuerca.

Qué lejos está su casa ahora que yace en una camilla. Qué lejos la población de Járcov, en Ucrania, donde nació el 19 de noviembre de 1922. Qué lejos el calor del hogar. Tan lejos como el fuego que prendió el mismo Diego de Landa a los códices prehispánicos mayas en el siglo XVI. Lejos también los únicos tres ejemplares que se salvaron y que llevan el nombre de Códice Dresde, Códice Madrid y Códice París, como las ciudades que los resguardan.

Un escalofrío remueve la memoria. Knórosov agoniza; pero pasan por su mente los días en la Universidad de Moscú cuando a los diecisiete años se interesó por las escrituras antiguas, la etnología y la arqueología. Su pasión por las lenguas que lo llevó al conocimiento de los jeroglíficos egipcios, el árabe, el chino y el japonés. Años después encabezaría los estudios hacia el desciframiento de sistemas desconocidos de escritura como el de la Isla de Pascua, el del Tibet o la protoíndica. Sería miembro del Instituto de Etnología de la Academia de Ciencias de Rusia en San Petersburgo y de la Sociedad Astronómica Europea.


Pero ahora está sobre una camilla, con la ropa húmeda y los pulmones adoloridos, más parecido a un personaje de Dostoievski que a un genio del siglo XX con las horas contadas. Casi no puede respirar, pero sí recordar: el joven Yuri regresa de la guerra. Se reincorpora a la universidad, se gradúa como etnólogo en la Facultad de Historia de la Universidad Estatal de Moscú especializándose en lingüística. Su maestro Sergei Alexandrovich Tokarev escucha, incrédulo, a su discípulo cuando éste lanza, tajante, su hipótesis: “No hay escrituras indescifrables, cualquier sistema de escritura producido por el hombre puede ser leído por el hombre”. Tokarev lo reta: “¿Puedes demostrarlo?”. “Sí”, responde Yuri, y, para fortuna de la humanidad, elige la escritura maya, que durante siglos había sido considerada un enigma. Y así, a miles de kilómetros de distancia y desde un país donde nada había sobre estudios mesoamericanos, Knórosov abre su mochila de guerra, toma como guía la información de Diego de Landa, a quien traduce, y emprende una de las más fascinantes aventuras intelectuales, que lo ha colocado al nivel de Jean-Francois Champollion, el genio francés que descifró los jeroglíficos egipcios en el siglo XIX.


Knórosov publica en 1956 que los glifos traducidos por Diego de Landa en su manuscrito Las cosas de Yucatán no corresponden, como se pensó al principio, a un alfabeto maya sino a un silabario; es decir, que la forma de la escritura maya tiene una lectura claramente fonética y corresponde a la forma escrita de un lenguaje oral. El descubrimiento dio lugar “al nuevo amanecer en el paso hacia el desciframiento” -en palabras del estudioso estadounidense Michael D. Coe- y convirtió a glifos e inscripciones en verdadera literatura. El autor de libros como La escritura de los indígenas mayas (1963) y Códices jeroglíficos de los mayas (1975) daba con la clave para leer los testimonios de la más sofisticada de las culturas mesoamericanas, la que desarrolló el calendario más exacto de la antigüedad, la que descubrió el cero, la que escribió su historia para la posteridad.

De pronto, junto al científico, aparecen su hija y su queridísima nieta. Lo miran, lloran, se horrorizan y se van. Él permanece allí unos días más, con la humedad que se cuela hasta sus delgadísimos huesos.

El hombre de la camilla se acerca a la muerte con una certeza: “Para mí no hay dudas, lo que estamos haciendo son lecturas, no interpretaciones. Estamos leyendo textos mayas absolutamente comprensibles.” Y pasan por su mente los textos que labraron los mayas en sus estelas y tableros, en sus tumbas y en sus vasijas, en las pirámides y en los códices, y el misterio que guardaron siglos enteros.

Knórosov frunce el ceño. Siempre fue objeto de controversia. Eric Thompson y su rabioso anticomunismo lo descalificaron. Después, la Escuela Norteamericana de Epigrafía, que tomó su método como punto de partida, pero siguió un camino con el que él no podía estar de acuerdo: “El peligro es que la ciencia ficción se presente como descubrimiento histórico.”

Frente al cuerpo inmóvil, aparece otra persona: es Galina Yershova, su mano derecha, su leal asistente. Quiere hablar con él. Pero el trombo afectó el hemisferio izquierdo del cerebro y él no puede responder. Ronronea. Con un tratamiento adecuado podría recuperarse -piensa ella-, pero también sabe que los médicos, por la miseria, están orientados a dejar morir a las personas mayores de sesenta años.

Galina quiere contarle que tiene noticias del otro lado del mundo. Que su obra magna, el primer diccionario de glifos mayas con su traducción al español; la compilación de todos sus textos encaminados a enseñar su método para leer las escrituras mayas, y su traducción de los tres códices mayas existentes, están en imprenta. Que sus cuarenta años dedicados al estudio de los mayas están por convertirse en tres bellísimos tomos; que por primera vez serán publicados todos juntos en español y que, tal y como él lo quería, todo sucederá en México.

Knórosov no puede hablar, pero la escucha. Piensa en México y en su sueño de morir en el sureste mexicano. Fue hasta 1989 que cruzó el Atlántico para pisar Guatemala y a principios de los años noventa vino por primera vez para, por fin, ver con sus propios ojos las ciudades arqueológicas que tanto estudió. Entonces también conoció Palenque y en 1995 sorprendió al mundo al lanzar su hipótesis sobre la identidad de Reina Roja: “Es ‘Guayamaya Blanca’, la última reina de Palenque en el periodo Clásico de los mayas”.


En su agonía, ardiendo en fiebre, Knórosov escucha voces que le preguntan, ¿cómo pudo, desde su gabinete en San Petersburgo, dar con la clave del desciframiento, sin conocer tierras de lo que fuera Mesoamérica?

El científico se acerca al final. La sangre tiene dificultades para llegar al corazón. Aún no hay cuarto para él en el hospital. Ni ropa. Ni una mano que lo acompañe. Aún tiene tiempo para recordar el homenaje que recibió en Chetumal y el Águila Azteca en la embajada mexicana de Moscú en 1994, y su decepción porque ni el INAH ni la UNAM, en México, se interesaron por publicar su obra.


Al ritmo de su lenta respiración, aparecen rostros. El de Patricia Rodríguez Ochoa, historiadora nacida en Yucatán, quien, asombrada por el hallazgo de Knórosov y por el desconocimiento de sus logros en el medio cultural mexicano, buscó al investigador en 1995 y se comprometió a conseguir un editor para su obra. Más tarde, se convirtió en coordinadora editorial del proyecto. El rostro de Águeda Ruiz, periodista y poeta, quien fungió como primer contacto entre los investigadores rusos y Marcos Constandse del grupo empresarial del sureste, Xcaret, quien decidió subvencionar a Knórosov, Yershova y a su equipo en Rusia para que terminaran la obra. El de Tiahoga Ruge quien logró una beca para filmar la vida del científico ruso. El de Myriam Cerda González, de la Editorial Sestante, quien diseñó los tres tomos y coordinó la producción con la asistencia de Laura Novelo. El de Edgar Gómez Marín quien revisó y corrigió la obra. El del profesor José Arroyo, alumno de Yershova en Rusia y profesor de la Universidad de Quintana Roo, quien supo de la obra inédita por la prensa y propuso que la institución participara. El del rector Efraín Villanueva, quien se entusiasmó con la idea y ofreció financiar la producción del libro.

El doctor Knórosov escucha a Galina cuando ella le pide que espere, que no se vaya, que pronto podrá ver su sueño: tres tomos en piel titulados Compendio Xcaret de la escritura jeroglífica maya descifrada por Yuri Knórosov, coeditado por el Grupo Xcaret y la Universidad de Quintana Roo. El primer tomo reúne, por primera vez, un compendio de su obra en español, el catálogo de mil 35 glifos dibujados por él y la equivalencia de cada signo a su sonido y a su significado en español. El segundo incluye la reproducción de los códices Dresde, Madrid y París. Y el tercero, la transcripción, transliteración y traducción al español de los tres documentos. Que pronto saldrán de la imprenta, le anuncia Galina al oído.

Pero el doctor Knórosov muere, o lo dejan morir, en el corredor de un hospital en San Petersburgo en el amanecer del martes 30 de marzo de 1999. El hospital logra comunicarse con la hija hasta la noche del 31. No hay dinero para un velatorio, ni para un entierro digno. Yershova le pide al embajador mexicano en Moscú, Abelardo Treviño, apoyo económico para el entierro. Éste le da 500 dólares. Ella se traslada a San Petersburgo y busca una despedida decorosa. Imposible hacerlo en el museo, porque es domingo.

Su cuerpo es trasladado a una morgue con otros muertos abandonados. Le habían crecido el bigote y la barba. Tenía las cejas congeladas. Tuvieron que cortarlas. Imposible siquiera afeitarlo: el rostro se caería en pedazos. Estaba irreconocible.


La “despedida” tiene lugar en la morgue el domingo 4 de abril. Acude mucha gente, pero no toda logra un lugar. Ateo convencido, el científico es objeto de una misa de cuerpo presente. El ataúd es trasladado a un sitio de difícil acceso en las afueras de la ciudad; en realidad, un basurero con montículos levantados, restos de camiones llenos de agua y lodo que llega hasta las rodillas. Un viento helado provoca el griterío de las gaviotas. El ataúd desciende en el agua, echan tierra encima para que la tumba no desparezca en el pantano.

Al ritmo de la pala que echa tierra sobre su cuerpo y a miles de kilómetros de distancia, van saliendo de una imprenta de la ciudad de México, uno a uno, los dos mil ejemplares que reúnen su monumental obra.

En Moscú, nueve días después, Galina Yershova encabeza un homenaje a Knórosov en la universidad con sus colegas y sus sobrinas. Preparan la comida mexicana que tanto le gustaba al doctor, con sus queridos chiles habaneros. Coinciden en imaginar que, con todo y lo trágico de los acontecimientos: “Si el doctor en este momento está observando lo que pasa, debe estar riendo, así como él lo hacía, frotándose las manos”.

Y hoy, veinte años después, seguro tendrá motivos para frotarlas de nuevo.


(NOTA: El Compedio Xcaret de la escritura jeroglífica maya descifrada por Yuri V. Knórosov, fue presentado en Cancún poco después de su muerte. Las fuentes informativas para esta crónica son las entrevistas realizadas a Yuri Knórosov en julio de 1995 y el seguimiento periodístico de su obra, desde 1994 hasta 1999, por la autora de este texto. Los datos sobre su muerte fueron recogidos de un testimonio escrito por Galina Yershova y enviado a México poco después de la muerte de Knórosov).

La segunda vida de Yuri Knórosov
El Compedio Xcaret de la escritura jeroglífica maya descifrada por Yuri V. Knórosov, fue presentado en Cancún poco después de su muerte.
-4 marzo, 2020





Homo Deus.




LA GACELA GUAYANESA: JOSE ANGEL DOUGLAS - LEYENDA DEL FUTBOL VENEZOLANO


El nativo de Ciudad Bolívar, también se enfundó la elástica de la Vinotinto y nos cuenta su experiencia. “Para mí fue siempre un honor defender los colores de la selección nacional. Con la vinotinto participé en dos ediciones de los Juegos Bolivarianos en 1951 y 1961, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe del ’58 y en los Juegos Panamericanos”.


Articulo de;
Fioravante De Simone
Jose Angel Vidal Douglas , la gacela guayanesa

CARACAS – El fútbol es un deporte donde sus protagonistas no sólo tienen que tener habilidad con sus pies, sino con su cerebro. No hay que ser un as del ajedrez, pero hay que tener una gran visión de juego. Todo esto antes de recibir el balón. Los futbolistas en fracciones de segundos se imaginan las múltiples opciones que tienen para servir un balón perfecto a sus compañeros.

En Venezuela, en los años 50, había un jugador que tenía esa visión de juego, estamos hablando de José Ángel Vidal Douglas. Cada centro que salía de sus pies era preciso. Según relatan las reseñas deportivas de la época su velocidad y oportunismos lo llevaban a ser siempre uno de los mejores en la cancha.

“Mis primeros pasos en el fútbol fueron en el Colegio Salesiano de ciudad Volivar, mi tierra natal. Me vine a Caracas en la década de los 40 para continuar con mi formación académica en los Salesianos y pase a integrar el equipo del Liceo Fermín Toro”.

Durante su estancia con el reconocido colegio capitalino siempre estuvo entre los protagonistas. ¡En una final, llegó a anotar cuatro goles! Casualmente ese día estaba en los graderíos el entrenador italiano Vittorio Godigna, que había dirigido a la selección nacional y en ese momento era el entrenador del Dos Caminos de la tercera categoría.


Jose Ángel Vidal Douglas, uniformado con la casaca del Loyola Club donde tuvo la mayor parte de su Carrera


Aqui en el año de su debut quedo Campeón en la Liga de Distrito Federal en Primera Categoría en el año 49

“Con ellos juegue un solo juego. En el primer y único juego anoté tres dianas. Gracias a ese juego salté al primer equipo con el que quedé campeón cuatro años seguidos entre las zafras de 1946 y 1949”.

Durante el encuentro con uno de los máximos exponentes del fútbol guayanés en los años 50, que actualmente con recordó a muchos de los que fueron sus compañeros de equipo con el Dos Caminos. “Tuve como compañeros de equipo al El Negro Blanco, el Negro Ochoa, Ardilla. Teníamos un gran plantel”.

Lamentablemente para el Dos Caminos y Douglas Vidal su matrimonio se terminaría en la temporada 1949 cuando los directivos del club querían aumentar el número de extranjeros en la divisa. Al año siguiente ficharía con el Loyola.

“¡Recuerdo esos clásicos Loyola-La Salle! En aquel entonces jugábamos en el estadio Cervecería Caracas. Los días que nos enfrentábamos se vendían las 30 mil localidades del estadio y en aquella época nuestra capital contaba con apenas 700 mil habitantes. ¡Casi el 5% de la población caraqueña se reunía para vernos jugar!”.


Loyola año 52

Esos juegos entre Loyola y La Salle eran tan épicos que pasaba de todo desde golpizas hasta remontadas épicas. Uno de esos juegos “históricos” fue un 5-5 entre estos dos conjuntos. La Salle iba ganando 5-1, a los 57 minutos, cuando Loyola en una heroica reacción equilibro el resultado. Ese día el lasallista Gustavo López anotó 4 dianas. Cuando todo era sombrío y parecía estar perdido para los colores rojiblancos, se lanzaron al ataque como fieras. Con el cuchillo entre los dientes y el estratega Triki Azpirrichaga motivo a los suyos, entre ellos Douglas Vidal, y la hazaña se cumplió. Peldaño a peldaño el conjunto loyoltarra igualó las acciones. Después ese juego la directiva del club blanquirojo homenajeó a sus guerreros con una medalla recordatoria.

Ese clásico se vio truncado inmediatamente cuando el Papa Pío XII prohibió una de las mayores rivalidades del patio caraqueño como era La Salle-Loyola, esa sentencia dio un duro golpe a la evolución del fútbol venezolano, que en esos momentos luchaba codo a codo por ganarse un espacio en el corazón criollo.

Otros de los clásicos que jugó Douglas Vidal en su etapa con el Loyola fue ante el Deportivo Vasco. Es recordado un partito que se disputó el 16 de julio de 1951 en el estadio Olímpico de la UCV. Ese día el conjunto albirrojo se impuso con score de 5-3, ese cotejo terminó con una gran tangana.


Deportivo Vasco

Según relató el periodista del Universal, Andrés Miranda: “Con una soberbia tángana como postre, el equipo Loyola obtuvo una importante victoria ante el Deportivo Vasco, anoche, en un partido que fue un banquete agradable para los aficionados”.

Miranda continuó la descripción del encuentro escribiendo: “Lastima de esa pelea a última hora – cuando los jugadores salían de la cancha – porque el encuentro había sido un partidazo como para comentarlo por varios días como exponente del entusiasmo que el fútbol está alcanzando y de los esfuerzos que los equipos realizan por levantarlo”.

Siempre según el relato del periodista del Universal esta golpiza se generó por la mala gestión que tuvo el juez principal, Osorio, al no sancionar a los jugadores Díaz y a Ortega. Esto dio paso a una golpiza donde se involucraron todos desde el terreno de juego hasta la tribuna. Ese día Douglas Vidal anotó el 1-0 para el Loyola.

En inicio del fútbol profesional en el año 57 jugo con el Deportivo Vasco, el Loyola, el Estudiantes y Galicia compartió terreno de juego con estrellas de la época como Luis Mendoza, Felipe Mirabal, Alí “Cholito” Tovar, el “cojito” Antonio Rodríguez, Carlos Eduardo Gómez, Cesar Diaz, Freddy Brand, Ernesto Blanco, Payuli Ruesta, Rodolfo y Luis Noya entre otros.

El nativo de Ciudad Bolívar, también se enfundó la elástica de la Vinotinto y nos cuenta su experiencia. “Para mí fue siempre un honor defender los colores de la selección nacional. Con la vinotinto participé en dos ediciones de los Juegos Bolivarianos en 1951 y 1961, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe del ’58 y en los Juegos Panamericanos”.

El delantero Douglas Vidal es el primer futbolista que entonó el grito sagrado sobre el césped del estadio Olímpico de la Universidad Central de Venezuela. Ese 5 de diciembre de 1951 anotó el 1-0 en la victoria 4-1 ante Panamá.


Selección de Venezuela Bolivarianos de Caracas año 51

Cabe resaltar una historia que surgió en los campos del Loyola donde conoció a su señora esposa Violeta Noya a través de Rodolfo Noya jugador y compañero del equipo como dato curioso fue fútbol que los unió pues la hermana menor de los Noya recién llegaba de Vigo, Galicia y en un partido de los rojiblancos fue a ver a su hermano y en ese partido se conocieron, es interesante saber que la esposa de Rodolfo Noya, Olga Vandelverde, era una fanática del Loyola y amiga de Douglas Vidal, ahí surgieron dos historias familiares que fueron muy allegadas que posteriormente se vincularan en la dirigencia del Fútbol

Luego de colgar los botines como futbolista profesional siguió practicando el deporte que tanto lo apasiona. Lo hizo con el equipo de veteranos del Loyola. También se mantuvo vinculado al fútbol a nivel administrativo, se inició como directivo por accidente cuando accedió ser delegado del Valencia FC encomendado por su cuñado Rodolfo Noya que era el presidente del Club, en su andar fue Presidente de la liga Mayor, Presidente de la Asociación de DF, fue vicepresidente de la FVF y finalmente llegó a ocupar el cargo de presidente de la Federación Venezolana de Fútbol. “Mi pasión es el fútbol y siempre luché por el desarrollo de esta disciplina deportiva”.

Su amor por el balompié fue tal que se lo trasmitió a sus hijos Juan Jose “Chehé” Vidal Noya (que participó en la Copa América del año 78, los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980 y Medalla de Oro en la Habana Cuba en el 82 con la selección nacional y fuera de las canchas trabajó en la organización del mundial USA 94) e igualmente su hijo mayor Douglas Vidal fue jugador en los Preolímpicos de Ecuador con la Selección de Venezuela y podemos mencionar que todos sus hijos que jugaron al fútbol incluyendo su hija mayor Violeta que se inició en el fútbol de salón en la USB cuando empezaba este deporte en la Universidad en los años 80.

27 de marzo de 2021

FOTOTECA; PUERTO ORDAZ - PIAR DECADA 50s




























 

"EL PUNTO" EL PRINCIPIO CREADOR - EPISODIO 1


Hace 21 años le dimos la Bienvenida al Siglo XXI, iniciándose una nueva era para la humanidad, un siglo lleno de catástrofe proféticas y de misterios pero también de revelaciones. Ante este escenario, el mundo científico retoma con más fuerza la exploración del universo y en especial de planetas cercanos a la tierra, como es el caso de Marte. Estos hechos no son casualidades y obedece a que los nuevos descubrimientos científicos, apunta hacia esa dirección, concluyendo que detrás del universo de omnisciente complejidad, están las señales y evidencias que podrían revelar el mayor descubrimiento que la humanidad podría realizar.

Los más increíbles descubrimientos científicos de las últimas 50 décadas, han llevado a restaurar la historia del origen del universo y de la vida en la tierra. Ya no se puede seguir creyendo que el universo “Solo Paso” o que la vida surgió de eventos furtivos de mera casualidad. Quiero advertirte, que si eres Ateo o religioso, creyente o incrédulo o simplemente te basas en “hechos” lógicos o científicos, prepárate para ser sorprendido por lo que te vamos a revelar, sustentándonos por los más destacados científicos del pasado y del presente. Te llevaremos a un viaje de evidencias científicas modernas que trazan una ruta que despejan incógnitas y te dan respuestas pero que no complacen punto de vista particulares, si no que una evidencia conlleva a otras que podrían ser incomoda tanto para el mundo religioso como para la ciencia.

Siete (7) son los aspecto que el mundo científico se centra para concluir de que solo falta indagar “El Punto” hacia donde las evidencias apuntan por mas incomodas que sean y hacia allá te llevaremos sin más preámbulos; Origen del Universo, Origen de la Vida, Grandes Descubrimientos Científicos, El Darwinismo, El perfeccionamiento asombroso del Cosmos, La Asombrosa Maquina Molecular y El ADN.

Las teorías Científicas sobre el origen de la vida

Teorías Científicas que dominaron el status quo sobre el origen de la vida ya descartadas por la Ciencia Moderna, entre ellas tenemos La generación espontánea, la teoría de la panspermia, la teoría de la evolución química y la teoría de Miller-Urey.

La teoría de la generación espontánea indica que la vida puede provenir de materia inerte. Por ejemplo, las moscas provienen del estiércol o que los gusanos provienen de la carne podrida, de hecho por razone lógicas no ahondaremos en ellos ya que fueron descartadas muchos siglos atrás.

La teoría de la panspermia, de la evolución química y la teoría de Miller-Urey se basan en principios similares y sobre la base los componentes básicos de la vida.

La teoría de la panspermia indica que la vida no se originó en la Tierra sino que vino del espacio. Formada en forma de bacterias y otros microorganismos. Estos organismos llegaron a la Tierra, transportados por polvo cósmico y meteoritos atraídos por la gravedad terrestre. La teoría de la panspermia indica que los microorganismos son capaces de soportar un frío intenso (vacío en el espacio) y altas temperaturas (cuando entran en la atmósfera terrestre). Esta explicación parece imposible ya que no existen organizaciones conocidas que puedan soportar estas condiciones. Con este fin, la teoría de la panspermia no explica cómo evolucionó este microorganismo extraterrestre. Por tanto, no sugiere una verdadera explicación del origen de la vida.


La teoría de la evolución química establece que la vida evolucionó a partir de una serie de reacciones químicas que provocaron cambios graduales. Esta teoría fue planteada de forma independiente por dos científicos: Oparin y Haldane. La teoría de la evolución química, también conocida como la teoría de Oparin-Haldane, señala que la vida en la Tierra fue creada por cambios químicos (evoluciones) hace 3.000 millones de años. Según esta teoría, la generación espontánea no es posible en el estado actual de la Tierra. Sin embargo, las condiciones eran hace miles de millones de años (cuando se creó el planeta).

En la década de 1920, Alexander Oparin (químico ruso) señaló que la vida proviene de la materia muerta debido a las condiciones ambientales descubiertas por la Tierra. Esta teoría se conoce como la teoría de la abiogénesis primaria porque hace millones de años la primera célula y esta célula surgieron para las demás. Al mismo tiempo, JBS Haldane (un científico británico) llegó a las mismas conclusiones que Oparin.

Estos científicos han afirmado que las primeras moléculas son necesarias para el desarrollo de los seres vivos. Los aminoácidos se crearon primero y luego se combinaron para formar polímeros complejos. Una vez que se desarrollaron todas las moléculas necesarias, se unieron para producir el primer organismo primitivo.

Las obras de Oparin se publicaron en inglés en 1938 y no recibieron la atención que merecían. Harold Urey y su alumno Stanley Miller decidieron seguir las líneas rusas.

El experimento Stanley-Miller
Finalmente, la teoría de Miller-Urey sigue la misma línea de investigación que Oparin-Haldane. En 1953, Stanley Miller y su mentor Harold Urey realizaron un experimento, donde pudieron desarrollar algunos aminoácidos. Urey asumió que la atmósfera de la Tierra primitiva probablemente era similar a la de Júpiter (es decir, amoníaco, metano e hidrógeno). Cuando estos gases se mezclaron con una carga eléctrica y agua, produjeron aminoácidos, que son necesarios para la vida. Por lo tanto, algunos biólogos sostienen que esta es una pieza importante del rompecabezas para resolver el misterio de la primera vida.


Sin embargo, hay varios problemas con esta explicación:

Primero, la presencia de aminoácidos ni siquiera comienza a resolver el misterio de la primera vida. Los aminoácidos son simplemente los componentes básicos de la vida; no son el edificio en sí. Es decir, incluso si tenemos los ladrillos para hacer un edificio (es decir, aminoácidos), todavía necesitaríamos un arquitecto para ensamblarlos en su orden correcto (es decir, ADN).

En segundo lugar, los aminoácidos deben estar perfectamente secuenciados. Para poner esto en perspectiva, la ubicación incorrecta de un solo aminoácido en una sola proteína causará anemia de células falciformes. Por lo tanto, esta secuencia está altamente especificada y ordenada.

En tercer lugar, el experimento de Miller-Urey no tenía una comprensión precisa de la atmósfera de la Tierra primitiva. Mientras que el experimento de Miller-Urey creía que la atmósfera de la Tierra primitiva estaba llena de amoníaco, metano e hidrógeno, él creía que la atmósfera no contenía oxígeno libre. Sin embargo, biólogos posteriores han demostrado que se trata de una suposición falsa.

Jon Cohen (en la revista Science ) explica:
Hoy, Arrhenius y muchos otros investigadores descartan el experimento en sí porque sostienen que la atmósfera temprana no se parecía en nada a la simulación de Miller-Urey. Básicamente, Miller y Urey se basaron en una atmósfera 'reductora', una condición en la que las moléculas son grasas con átomos de hidrógeno. Como Miller demostró más tarde, no podía producir orgánicos en una atmósfera "oxidante".


Conclusión

Por estas razones, no solo el experimento de Stanley-Miller si no las de sus antecesores no ofrece una solución al origen de la vida. Incluso si el experimento nos diera aminoácidos (lo cual es dudoso), esto todavía no explicaría el origen de la vida por que se todavía necesitaríamos un arquitecto para ensamblarlos en su orden correcto, como es el ADN, conocimientos que no tenían para la época, y es que no solo ignoraban el ADN si no el complejo diseño y componentes que actúan como pequeñas maquinas programadas, pero esto lo explicaremos más adelante.

Darwinismo

Se llama darwinismo a la teoría científica que postula que la evolución de las especies se genera a partir de la selección natural de los ejemplares, perpetuándose mediante la herencia. El nombre de la teoría deriva de Charles Darwin (1809-1882), el naturalista inglés que la desarrolló. El darwinismo se enmarca en el evolucionismo, la doctrina que sostiene que las modificaciones en la herencia genética de los seres vivos a través de las sucesivas generaciones ha producido la diversidad biológica existente en nuestro planeta. Todas las especies, en este marco, habrían evolucionado de un antepasado común.


La novedad del darwinismo es la introducción de la idea de selección natural. En su obra “El origen de las especies”, publicada en 1858, Darwin advirtió que la evolución está vinculada a la reproducción diferencial que desarrollan los genotipos (la información genética de un organismo específico). La selección natural alude a que las condiciones medioambientales dificultan o favorecen la reproducción de acuerdo a las características del organismo. Así subsiste en el tiempo aquel genotipo que fue capaz de adaptarse a su entorno.

Es importante tener en cuenta que el darwinismo, en realidad, no es una única teoría, sino un sistema de teorías interrelacionadas entre sí que permiten explicar la evolución de las especies. En un principio, se apelaba a la noción de darwinismo como lo contrario al creacionismo (la postura que sostiene que Dios creó cada especie a través de un acto divino).

En resumen esta teoría afirma que la vida surge por circunstancias naturales sin intervención alguna, Sin embargo ante los nuevos acontecimientos y descubrimientos científicos ponen en duda dicha teoría ya que cada ser vivo tiene una parte de otro ser vivo, lo cual contradice el código único de cada ser vivo como es el ADN.

Actualmente existe un movimiento científico e intelectual denominado "Una Disensión Científica sobre el Darwinismo", el cual busca extinguir dicha teoria, en su preámbulo indica que;

"Somos escépticos acerca de las afirmaciones de que las mutaciones aleatorias y la selección natural puedan explicar la complejidad de la vida. Debe fomentarse un cuidadoso examen de la evidencia en favor de la teoría darwinista."

Las nuevas evidencias científicas descubiertas en las décadas recientes en disciplinas tales como la cosmología, la física, la biología, la investigación de la “inteligencia artificial” y otras, han impulsado a los científicos a cuestionar la selección natural, el principio fundamental del darwinismo, y a estudiar la evidencia que la sustenta de manera más detallada.

La lista está creciendo y actualmente incluye a científicos de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., las Academias Nacionales de Rusia, Hungría, y Checoslovaquia, como así también de universidades tales como Yale, Princeton, Stanford, MIT, UC Berkeley, UCLA, y otras.

¿Quiénes pueden firmar la declaración?
Las personas que firman la disensión científica sobre el darwinismo deben tener un doctorado en un campo científico como la biología, la química, la matemática, la ingeniería, la ciencias informaticas, o una de las otras ciencias naturales, o deben ser médicos acreditados y desempeñarse como profesores de medicina. Además, deben estar de acuerdo con la siguiente declaración: “Somos escépticos acerca de las afirmaciones de que las mutaciones aleatorias y la selección natural puedan explicar la complejidad de la vida. Debe fomentarse un cuidadoso examen de la evidencia en favor de la teoría darwinista.” Si usted reúne estos requisitos, favor de considerar agregar su nombre a la lista, enviando por correo electrónico los siguientes datos.

Si lograste llegar hasta aquí, te aseguro que no te arrepentirás, ya se han descartado las teorías científicas del pasado por carecer de razones lógicas e ignorar la complejidad de que esta hecho cada ser vivo y que posee un diseño especial que lo diferencia de una especie a otra, inclusive antes de nacer.

Por lo que en nuestra próxima entrega, revelaremos hacia a donde a punta las nuevas evidencias científicas del origen del hombre y del universo.



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