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12 de junio de 2016

LA CANASTA QUE OBLIGÓ A CAMBIAR LAS REGLAS DEL BALONCESTO



En los cuartos de final de la V Copa de Europa, temporada 1961-62, el campeón español, Real Madrid, debía medirse al campeón italiano, Ignis Varese, por el pase a las semifinales. En esta época los enfrentamientos se producían a doble partido pasando a la siguiente eliminatoria el equipo con mayor suma de puntos en el global de la eliminatoria. El sorteo decidió que el primer partido se disputase en campo italiano y el partido de vuelta en la capital española.

El partido de ida se celebró el día 18 de enero de 1962 en Varese, un pueblecito cercano a Milán donde estaba ubicada la factoría de Ignis que daba trabajo a la mayor parte de la población. El campo era una ratonera: suelo de cemento, escasa iluminación y el público a pie de pista. El ambiente era ensordecedor, con 2.000 enardecidos hinchas italianos gritando “¡Forza, Varese!”.

La plantilla del Real Madrid estaba entonces formada por Emiliano Rodríguez, Carlos Sevillano, José Lluis Cortés, Wayne Hightower, Stan Morrison, Lolo Sáinz, Julio Descartín, José Ramón Durán, Llopis y Lorenzo Alocén con Pedro Ferrándiz como entrenador. El Madrid mantuvo una cómoda ventaja pero varias decisiones arbitrales, las faltas personales y alguna lesión llevaron a los italianos a empatar el partido a 80 puntos a falta de unos segundos…. Pedro Fernández pidió tiempo muerto. Sacó a Lorenzo Alocén y le dijo:

Ya sabes lo que hay que hacer…

Ferrándiz ya lo había comentado con sus jugadores antes del partido… era mejor perder por dos puntos e intentar remontar en casa que una prórroga de cinco minutos en aquellas circunstancias. Además, advirtió que nada más terminar el partido saliesen corriendo hacia los vestuarios. Sacaron de fondo y Alocén anotó en su propia canasta… el Madrid perdió por dos puntos. Siguiendo el plan previsto, y para evitar suspicacias, sus compañeros le recriminaron lo que acababa de hacer. El público se volvió loco de alegría y los árbitros no entendían qué pasaba, pero los jugadores del Varese comprendieron la jugada y comenzaron a protestar.

El Varese protestó ante la FIBA por la autocanasta pero el Madrid no había vulnerado ningún artículo del reglamento, así que el resultado tuvo que darse por bueno. Unos meses más tarde, la FIBA modificó el reglamento:

La autocanasta anotada en los últimos instantes de un partido que evite un empate como resultado final, comportará la inmediata descalificación del equipo durante dos años y multa de 1.000 dólares.

En el partido de vuelta, disputado en el Frontón Fiesta Alegre el 7 de febrero de 1962, el Real Madrid venció al Ignis por 83-62 y pasó a la siguiente ronda.

Con este artículo me voy a tomar unas vacaciones para desconectar hasta el día 15 de julio. Han sido varios meses de mucho trabajo pero recompensado con creces (dos libros publicados en 7 meses). Y para compartir alegrías, que así saben mejor, os voy a dejar un par de regalos de dos amigos que sortearé entre todos los que comenten o muevan por la red este artículo: Devotio deGabriel Castelló y Rayajos en el aire, el libro de Chema Barragán (firmados por los autores).

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