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11 de mayo de 2017

SI TE SENTISTES ESTAFADO CON LA BOTA DE ORO A MESSI O A RONALDO; DEBES DE CONOCER LA HISTORIA DE RODION CAMATARU



El 25 de diciembre de 1989, Nicolae Ceacescu y su esposa Elena eran ejecutados de forma sumaria después de más de dos décadas sembrando el terror en Rumanía. Condenados a muerte por un tribunal militar por cargos como genocidio, uso de las fuerzas armadas contra civiles o robo de caudales públicos, se dio por acabado uno de los regímenes más polémicos del siglo XX. Y, como no podía ser de otra manera, el deporte fue utilizado para promocionar su poder: ahora, veinticinco años después de la muerte de los Ceacescu, sigue sin resolverse el misterio de la Bota de Oro de Rodion Camataru en 1987.

Allá por el año 1974, un joven delantero nacido en Strehaia empezaba a destacar en el Universidad de Craiova, donde empezó a hacerse un nombre en el fútbol rumano. Su nombre era Rodion Camataru, quien pronto destacó por su capacidad goleadora. Durante sus doce temporadas en los 'leones azules', demostró ser un jugador con buen olfato de cara a portería, firmando 23 goles como mejor registro en la temporada 1980-81: dos Ligas y cuatro Copas de Rumanía, más su convocatoria para jugar la Eurocopa de 1984 fueron suficiente motivo para que Elena Ceacescu decidiera ficharle para su equipo.

Y, ¿por qué Elena Ceacescu? Gran amante del deporte en general y del fútbol en particular -mucho más que Nicolae, seguidor de Steaua de Bucarest-, como viceprimera ministra controlaba el Ministerio del Interior y la policía secreta rumana, la Securitate. Y, con ello, la administración se encargó de controlar a un equipo con el objetivo de hacerlo una referencia en Rumanía y en Europa. En definitiva, un espejo de cara al exterior de lo que su país era capaz de ofrecer: así, el Dinamo de Bucarest levantó ocho ligas y cinco copas, siendo uno de los equipos más importantes del país.

Por petición expresa de Elena, Camataru fue fichado en 1986 por el Dinamo. Considerado como una de las grandes estrellas del fútbol rumano, el goleador hizo historia en su primera temporada, aunque sólo consiguió llevar a su equipo al subcampeonato liguero: en los 33 partidos que disputó fue capaz de anotar la friolera de 44 goles, lo que le valió para conseguir la Bota de Oro de ese año. Pero el cuento de hadas no era tal: Anton Polster, segundo máximo goleador del año con 39 goles en el Rapid de Viena, se negó a recoger la Bota de Plata ante las sospechas de que se habían falseado datos.

Pero, ¿por qué el austriaco dudaba de los goles de Camataru? Pues, principalmente, porque cuando todo apuntaba a que se iba a hacer con el galardón, el rumano, contra todo pronóstico, iba a marcar 20 goles en los 6 últimos partidos de liga, en los que su equipo sólo logró una victoria y dos empates. Pese a las protestas de Polster, Camataru recogía el premio al máximo goleador del año en Europa, en una época en la que no existía coeficiente por el nivel de las ligas en el que se conseguían los tantos. Pero en 1990, con los Ceacescu ejecutados, France Football rectificaba.

La Securitate, detrás de los goles

Ante la creencia de que había existido tongo, decidió conceder el galardón también a Polster: la sospecha de que se habían engrosado las estadísticas del rumano y no porque se inventaran lo goles, sino porque la Securitate se había encargado de amenazar a clubes y jugadores rivales para permitir a 'su' delantero conseguir un mayor número de dianas, provocó una nueva entrega de premios. Tres tantos al Corvinul Honeoada, otros tres al Otelul Galati, dos al Flacara Moreni, cuatro al Sportuc Studentecs, cinco al Jiul Petrosani y tres al Rapid estaban bajo sospecha.

Curiosamente, en el resto de su carrera nunca igualó sus cifras. Sumando los goles de los dos años más que jugó en el Dinamo, ni siquiera alcanzó la cantidad de su primer año: 17 goles en la 87-88 y 15 en la 88-89. De hecho, el Dinamo de Bucarest puede presumir de ser el club con más Botas de Oro en su haber, con cuatro: Georgescu (74-75, 33 goles y 76-77, 47), Camataru (86-87, 44) y Mateut (88-89, 43). "Todo lo que sé es que marqué esos goles. ¿Por qué nadie se pregunta cómo Polster marcó 39?", asegura. Ahora, 25 años después de la caída de Ceacescu, el misterio de Camataru sigue sin resolverse.

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