Hace cincuenta años, el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov publicó un artículo en The New York Times en el que aventuraba cómo sería el mundo en 2014. Robots, aparatos inalámbricos y teléfonos inteligentes fueron profetizados por este bioquímico soviético nacionalizado estadounidense, que también habló de colonias en la Luna y coches flotantes. ¿Hasta qué punto acertó el autor de la trilogía Fundación? De las 50 ‘profecías’ que incluye su artículo, al menos el 40% no están ni siquiera cerca de cumplirse.
Para Miquel Barceló, escritor, traductor, editor y especialista en ciencia ficción, este género no es una buena herramienta para pronosticar: “La ciencia ficción imagina muchos futuros, pero estos no siempre se convierten en realidad”. Además, el escritor asegura que “Asimov acertó y equivocó en muchas cosas, pero lo importante es el acto de imaginar nuevos futuros”.
Los robots no serán ni muy comunes ni muy buenos en 2014, pero existirán. El padre de las tres leyes de la robótica fue cauto al hablar de la existencia de robots en el siglo XXI, pues es cierto que existían desde antes de que Asimov escribiera su artículo. No obstante, para encontrar un androide como Andrew Martin, el protagonista de El hombre bicentenario que llega a ser legalmente considerado como un humano, aún habrá que esperar. “No descarto que tecnológicamente fuera posible, pero ¿para qué querríamos robots humanos?”.
Las comunicaciones serán vista-oído y serás capaz de ver y oír a la persona que llames. La pantalla se podrá usar no solo para ver a la otra persona sino también para estudiar documentos. El escritor adelantó en treinta años la existencia de los teléfonos inteligentes, con los que, entre otras cosas, se pueden llevar a cabo videollamadas. Quizá el comunicador de Star Trek, que hizo su primera aparición en 1964, inspirara a Asimov a la hora de vaticinar la existencia de teléfonos tan pequeños y avanzados. De hecho Martin Cooper, considerado como el padre de la telefonía móvil actual, confesó haberse inspirado en estos dispositivos de ciencia ficción. Asimov habría quedado muy gratamente sorprendido de poder ver un iPhone o incluso una Blackberry, pues en 1964 la telefonía móvil se limitaba a sistemas de radio VHF/UHF vinculados a las redes de telefonía fija, y los terminales eran tan pesados que su uso estaba limitado a vehículos.
Las ventanas estarán polarizadas para bloquear la luz. El grado de opacidad del cristal podrá alterarse automáticamente según la intensidad. Podemos viajar en un coche con lunas polarizadas que protegen de la radiación solar y llevar gafas de sol que eliminan reflejos y destellos, pero Asimov se refería a ventanas que se adaptan por sí solas a la luz que detectan. “Estas ventanas ya son realidad”, explica Ricardo Vergaz, miembro del Grupo de Displays y Aplicaciones Fotónicas de la Universidad Carlos III. Se utilizan de forma experimental en algunos edificios y aviones, y los espejos retrovisores que se oscurecen con la luz funcionan de la misma manera.
La enfermedad del aburrimiento se extenderá cada año, con consecuencias mentales, emocionales y sociológicas. La psiquiatría será la especialidad médica más importante en 2014. Podría pensarse que el aburrimiento es típico en sociedades desarrolladas con una clase media consolidada, pero Carles Soriano, psiquiatra e investigador en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge defiende que “con la crisis el desarrollo ha retrocedido a niveles de hace muchos años y la mayoría de gente no tiene tiempo para estar aburrida”. Los trastornos mentales y neurológicos afectan en el mundo a unos 700 millones de personas, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la psiquiatría ha cambiado mucho desde 1964, cuando la Operación MK Ultra, dirigida por la CIA, intentó desarrollar técnicas de control mental.
Los aparatos de 2014 no tendrán cables, pues funcionarán con baterías de larga duración con radioisótopos. Los dispositivos inalámbricos hoy se utilizan de manera amplia. Respecto a las baterías nucleares, aunque ya existen y prometen cargar el móvil para veinte años –la radiación será tan baja que no atravesará la carcasa del móvil– no están extendidas, para desgracia de los usuarios que ven como su smartphone se queda sin batería a mitad de la jornada. Los curiosos pueden hacerse con una de estas baterías del futuro por el precio de 2.000 dólares.
Solo naves sin tripulación habrán llegado a Marte. Efectivamente, a Marte solo han llegado rovers como Curiosity. Las agencias espaciales de Europa, Rusia y Estados Unidos trabajan enviar misiones tripuladas al planeta rojo, pero la Nasa ha advertido que le faltan al menos 25 años para lograrlo. Uno de los principales problemas a los que se enfrentarían los exploradores es la alta dosis de radiación que absorberían en el trayecto. Asimov también acertó al adivinar las intenciones humanas de establecer una colonia en Marte. Mars One es un proyecto holandés privado para cumplir este objetivo en 2024, cuando enviaría a los dos primeros astronautas. Sería, eso sí, un viaje sin billete de vuelta
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