A pesar de la relativa lejanía del Rupununi de la costa, la rebelión hizo olas en varios puntos del país. La Fuerza Unida tenía en parte muchas razones para estar avergonzada por el trágico fracaso. La Rebelde de Valerie Hart había sido uno de los candidatos de este partido y había impugnado las elecciones generales de diciembre de 1968 sólo unas semanas antes, pero no había podido ganar un asiento en la Asamblea Nacional.
Sus declaraciones en Venezuela de que los habitantes del distrito habían sido atacados “sin provocación” y que el gobierno estaba tratando a la población de la manera más barbará es bastante falsa. Era su recurso ante el Gobierno venezolano para que interviniera militarmente para ayudar a los rebeldes que se hiciera cargo de los distritos y hacer valer su “legítimo reclamo” no solo en el Rupununi, sino en todo el Esequibo fue tomada como traición.
Cinco días después de la rebelión, el partido se vio obligado a expulsarla por “...actuar de manera contraria a la integridad territorial de Guyana y de los fines y objetivos del partido... “
Además, la evidencia sugiere que el líder del partido de Pedro D’Aguiar y su esposa Kathleen había hecho una visita al Rupununi el 28 de diciembre, tiempo después de las elecciones generales. Se celebró una reunión de una hora con Harry y Valerie Hart y otros, pero se encontraba en Londres cuando estallo la rebelión. Al siguiente mes, negó tener conocimiento de la conspiración, Peter D´Aguiar anuncio su renuncia a la Asamblea Nacional y su intención de retirarse de la política.
El Partido Progresista Popular de oposición, asumió equivocadamente que la rebelión fue una insurrección indígena, aprovecho la oportunidad sólo un día después de la rebelión para culpar a la Asamblea Nacional Popular la administración de lo que el denomino “...la grave insatisfacción entre los habitantes amerindios...” y por “...el amplio y creciente descontento...”
La Asamblea Nacional Popular, junto con sus armas, Movimiento Socialista de los Jóvenes y las Mujeres Auxiliares realizaron un enorme mitin el 12 de enero en el Parque Independencia en Georgetown. Se usaron brazaletes negros, los oradores condenaron la participación de Venezuela en la rebelión y se pidió la expulsión de los misioneros extranjeros, el juicio de “traidores” en un juicio militar, el entrenamiento militar en masa y la adquisición de armas de procedentes de China, Cuba, y Rusia “...como una cuestión para defender la supervivencia de nuestra patria contra los belicosos vecinos...”
El Gobierno central reacciono de varias maneras. En el nivel de seguridad, se impusieron controles estrictos de inmediato para la entrada de los visitantes al Distrito del Rupununi. Algunos nacidos en el extranjero sacerdotes católicos se les negaron los permisos para regresar y a los funcionarios del Partido Fuerza Unida se les prohibió la entrada. En el plano administrativo, el Departamento del Interior fue transferido del Ministerio de Gobierno Local a la Oficina del Primer Ministro. Un mes después de la rebelión 170 amerindios Toshaos fueron invitados a una conferencia de cuarto días en Georgetown. Además de acordar una serie de proyectos comunitarios, los resultados más importantes de la Conferencia fue la aprobación unánime de una resolución. En una muestra de apoyo, la Toshaos prometieron su lealtad al gobierno rechazando las reivindicaciones territoriales de Venezuela; deplorando las acciones de “...personas equivocadas que conspiran con los extranjeros en detrimento del Estado...” y condena a los que tratan de derrocar al gobierno por la fuerza, entre otras cosas.
La policía detuvo a unos pocos cientos de amerindios, principalmente en el distrito bajo sospecha de haber participado en la rebelión, pero solo 22 fueron llevados a Georgetown para responder a cargos por asesinato en el tribunal de magistrados el 10 de enero. Se emitieron órdenes para la detención de varios miembros del Clan Melville Hart, los autores, pero a todos les habían concedido el asilo en el Brasil y Venezuela. al año siguiente, los cargos contra los sospechosos fueron puestos a prueba en el alto tribunal y fueron absueltos.
Una Guerra Inútil
La rebelión tiene sus raíces en lo peculiar de la geografía, la historia y los patrones raciales de desarrollo de una región remota. Los ciudadanos en otra partes del país fueron influenciados por una economía de plantación, la política populista, la diversidad ideológica, la efervescencia intelectual, las rivalidades, raciales, el cambio educativo y e comunicación de masas, ha llegado a una especie de modus vivendi tensa.
En el Rupununi la oligarquía, sin embargo, no lo hicieron. Los ganaderos languidecieron en su aislamiento paranoico,....y enredados en una red de obsoletos principios semi- feudales de las relaciones sociales.
En el análisis final, la rebelión fue todo el significado de la independencia nacional a los diferentes grupos. Los rebeldes no tienen un solo objetivo y progresivamente recurrieron a la violencia en un intento desesperado de preservar un orden social irrelevante en tiempos de cambio. Sin embargo, paradójicamente, por la destrucción de sí mismos, la oligarquía elimino el principal obstáculo para la integración social de la población indígena del Rupununi en la emergente nación.
La comisión de tierras fue el producto directo de la Primera Conferencia de Jefes Amerindios y de su resolución a favor de la explotación de conjunta de la Guyana Esequiba. Independientemente de que había sido un compromiso del PPP y la UF para logar la independencia ante el gobierno inglés por Forbes Burnham y Peter D Águiar en la Conferencia Constitucional de Londres en 1965 y para 1967 nada se había hecho. La Comisión de tierras e procedió a nombrar y constituirse luego de la conferencia el 15 de abril de 1967.
El apoyo de los amerindios a la rebelión del Rupununi independientemente de los hechos ocurridos fue superior al 60% de la población asentada en esa región , lo demuestra el éxodo de su población hacia Venezuela y Brasil superior a las cinco o seis mil personas, y en supuesto negado de que no haya sido así, los asesinatos, violaciones y saqueos a las propiedades y hurto de los grandes rebaños de ganados por parte de la Fuerza de Defensa de Guyana (GDF) al menos obligaron a los amerindios en un porcentaje superior al 89% a identificarse con ella.
Los indígenas no abandonaron sus casas ante de la revuelta
Los cientos de amerindios y rancheros que traspasaron la línea esequiba (limite defacto) huyendo de las atrocidades cometidas por la Fuerza de Defensa de Guyana (GDF), no se les concedió el asilo y menos aun se les dio el trato de refugiados, de acuerdo a la ley aprobatoria del Protocolo sobre el Estatuto de los Refugiados. Simple y llanamente se les reconoce como venezolanos de acuerdo al ius soli, por considerarse los territorios al oeste del río Esequibo venezolano, al no reconocer el laudo Arbitral de París de 1899, por nulo e irrito. Se les dio tramito su respectiva cedula de identidad. En los archivos de la Fundación reposan sus seriales los cuales sobrepasan las cuatro mil.
En referencia a que los rebeldes del Rupununi recibieron armas de un país extranjero, es su posición como guyanés. Para los venezolanos era un deber ineludible entregarlas a pesar de que se ordeno no hacerlo. Las pocas armas que se entregaron fueron sin la respectiva autorización del Gobierno de Raúl Leoni. Ya que se habían girado instrucciones desde el 20 de diciembre de 1968 de no apoyar bajo ningún circunstancia a los ciudadanos del Rupununi. Ordenes estas que fueron ratificadas el 26 de diciembre al oponerse el Gobierno estadounidense en la persona del Embajador Maurice M. Bernbaum y el 28 del citado mes por la intervención del Embajador del Brasil.
Aun después de cuarenta años podemos apreciar los perjuicios en contra de la sociedad el Rupununi, un tanto diferente a su composición social y étnica que se había formado diferente a la costera producto de la segregación racial impuesta por los ingleses. Pero en fin era una sociedad en la que se habían integrado consanguíneamente amerindios, europeos y brasileños para forjar una nueva raza que había luchado contra el medio ambiental, generando y construyendo una sociedad independiente en lo económico y social que chocaba con las ideas socialistas cooperativistas de Forbes L. Burnham que llevaron a la ruina a Guyana.
Por otro lado quizás algún día no muy lejano los brasileños logren desclasificar los archivos sobre los sucesos del Rupununi, en los cuales encontraremos información sumamente importante de los desmanes, y genocidio ocurrida en las sabanas del Rupununi.
Por otra parte rendimos tributos a las innumerables personas fallecidas de las cuales aun hoy día se desconoce su número, en esos lamentables sucesos independientemente del bando donde hayan caído, paz a sus restos y almas.
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