Fue la primera vez que una mujer, madre de un adolescente de 17 años, murió como víctima de un proceso político. Primero fueron ahorcados los hombres. Mientras se procedía al horrible y mecánico ritual de Muerte para Horáková se escuchó una voz que ordenaba al verdugo dejarla caer lentamente para evitar una rápida muerte por rotura cervical: “¡Que no se rompa el cuello con el nudo, sofoque a esa puta!”.
Anllela hormazabal moya

Aunque personas importantes como Albert Einstein, Winston Churchill o Eleanor Roosevelt intentaron pedir clemencia por los condenados a través de cartas, todo fue inútil. Finalmente el presidente de Checoeslovaquia Gotwald, confirmo las penas de muerte.

Durante el juicio, la fiscal Ludmila Brožová suplió su carencia de conocimiento y aun de lenguaje jurídico con histrionismo y largas parrafadas, estudio teatro, como estas:
“Mientras que la obrera Herajtová, de la empresa textil Kotona, de Beroun, aumentaba su rendimiento en los telares automáticos para ayudar a construir nuestra República, la acusada Horáková reunía en la clandestinidad bandas enemigas para destruir nuestra República. […] Nuestras mujeres y madres preguntan: ¿Dónde ha quedado su corazón, acusada Horáková, al traicionar a nuestra patria y la lucha por la paz de millones y millones de mujeres?”
Obtenida la condena, Ludmila Brožová trabajó intensamente para que esta no fuera cambiada, ante los pedidos internacionales de clemencia. Luego de las ejecuciones, la ahora llamada “la fiscal obrera”, participó de un acto de masas en el popular barrio de Zizkov para festejar el acontecimiento y recorrió el país dando conferencias sobre el proceso.
Milada Horáková
(25 de diciembre de 1901 - 27 de junio de 1950) fue una política checoslovaca, víctima de los procesos políticos de los años 50 en Checoslovaquia. Fue la única mujer ejecutada durante estos procesos y gracias a su rigidez y lucha por sus ideales se convirtió en el símbolo de la resistencia contra el régimen comunista. Nació en Praga, como Milada Králová, y ya en su juventud se caracterizó por ser impávida y con ideas progresistas. Como adolescente fue expulsada del instituto por haber participado en las manifestaciones pacíficas. Luego, gracias a la independización de Checoslovaquia del Imperio Austro-Húngaro pudo comenzar sus estudios en la Universidad Carolina, donde en el aňo 1926 se licenció en Derecho.
En el aňo 1929 entró al Partido Socialista Nacional Checo, pero sobre todo luchó por la igualdad de las mujeres y se convirtió en la persona clave del Consejo Nacional Femenino, la organización de las mujeres más importante del país. Como socialista participaba en las cuestiones de la solidaridad, sobre todo en el campo de la justicia y diligencia social. Era partidaria de la Cruz Roja Checoslovaca y también de otras asociaciones sociales.
Para ampliar sus conocimientos lingüísticos viajaba a Inglaterra, Francia y a la Unión Soviética. Hablaba inglés, francés y alemán.
Durante la ocupación alemana colaboraba con los movimientos de resistencia y, a través del Consejo Nacional Femenino, organizó un socorro social relacionado no sólo con la crisis económica mundial, sino que también ayudó a la gente perseguida. Por eso, en el aňo 1940 fue encarcelada junto con su esposo. Estuvo dos aňos en la cárcel de Pankrác, y la Plaza de Carlos en Praga y después del atentado a Heydrich la trasladaron al campo de concentración de Terezín. Más tarde todavía pasó por varias cárceles en Alemania.
Con la llegada del Régimen Comunista y de su liberación en mayo de 1945 volvió a Praga, donde se encontró con su marido, que también sobrevivió a la guerra. Ingresó otra vez en su partido político y también renovó el Consejo Nacional Femenino, donde fundó en el aňo 1947 un periódico fememino llamado Vlasta, que sigue publicándose hasta el día de hoy.
Después del golpe de estado comunista de febrero de 1948, decidió dimitir de su puesto en el Parlamento, pero continuó colaborando con la oposición del nuevo régimen. Aunque tenía posibilidades de abandonar el país, se quedó para luchar por la libertad, fue juzgada por tribunal especial. El 27 de junio 1950, Milada Horáková, a la edad de 48 aňos, fue ejecutada en la cárcel de Pankrác en Praga, la única mujer de las 234 víctimas políticas en Checoslovaquia.
El 27 de junio de 2004, coincidiendo con el aniversario de la condena de Milada Horáková, se proclamó este día como El día del recuerdo de las víctimas del régimen comunista.
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