Usamos cookies propias y de terceros que entre otras cosas recogen datos sobre sus hábitos de navegación para mostrarle publicidad personalizada y realizar análisis de uso de nuestro sitio.
Si continúa navegando consideramos que acepta su uso. OK Más información | Y más

Visitas

ULTIMAS PUBLICACIONES

1 de septiembre de 2017

EL REINO PERDIDO DE CAIN;...¿ AMERICA ?...

TENOCHTITLÁN. La capital azteca, Tenochtitlán, era una impresionante metrópolis cuando llegaron los españoles. Sus crónicas la describen como una ciudad grande, si no más grande que la mayoría de las ciudades europeas de su tiempo, bien diseñada y administrada. Situada en una isla del lago Texcoco, en el valle central de las tierras altas, estaba rodeada de agua y cruzada por canales una especie de Venecia del Nuevo Mundo.


Los aztecas pusieron el nombre de Tenochtitlán a su ciudad, la Ciudad de Tenoch, llamada así en honor de su antepasado. Si tenemos en cuenta que, en su dialecto, los aztecas prefijaban muchas palabras con el sonido T, Tenoch podría haber sido en su origen Enoch, si se le quita el prefijo T. Tenochtitlán, la «ciudad de Tenoch», se llamaría así debido a que Caín, milenios atrás, «construyó una ciudad y le puso por nombre el nombre de su hijo, Henoc». Estamos encontrado en América Central el reino perdido de Caín, la ciudad a la que pusiera por nombre Henoc. En realidad, esta posibilidad ofrece respuestas plausibles al enigma de los comienzos del hombre en estos dominios.

Pero también puede arrojar luz sobre los enigmas el de la «marca de Caín» y el rasgo hereditario común a todos los amerindios. Según el relato bíblico, Caín, tras ser desterrado de las tierras pobladas por el Señor y condenado a vagar por Oriente, comenzó a preocuparse por la posibilidad de ser asesinado por alguien que buscara venganza. Y así, el Señor, para indicar que Caín andaría errante bajo Su protección, «puso una señal a Caín, para que si alguien lo encontrara, no lo matara». Aunque nadie sabe en qué pudo consistir esta «señal» distintiva, generalmente se acepta que fue algún tipo de tatuaje en la frente, pero por lo que se dice posteriormente en la Biblia, parece que la cuestión de la venganza y de la protección contra ella tuvo su continuidad hasta la séptima generación y más allá por lo que un tatuaje en la frente no habría durado tanto ni hubiera podido transmitirse de generación en generación. Sólo un rasgo genético,transmitido de forma hereditaria, podía cumplir con las afirmaciones bíblicas. Y a la vista de este particular rasgo genético de los amerindios, la ausencia de vello facial, uno se pregunta si la «marca de Caín» y sus descendientes no sería este cambio genético. Si la conjetura es correcta, América Central Mesoamérica, como punto focal desde el cual se expandieron los amerindios hacia el norte y hacia el sur en el Nuevo Mundo, sería, de hecho, el Reino Perdido de Caín.

EL CORRELATIVO HISTORICO DA COMO HECHO “EL REINO PERDIDO DE CAIN”.
El Libro del Génesis 5:1 comienza con los relatos de la creación, versiones breves de los mucho más detallados textos sumerios. En éstos, se habla constantemente de «el Adán» «el Terrestre». Pero después da un giro hacia la genealogía de un ancestro concreto llamado Adán: «Éste es el libro de las generaciones de Adán».

Al principio, Adán tuvo dos hijos: Caín y Abel. Después, Caín mató a su hermano y fue desterrado por Yahvé. «Y Adán conoció a su mujer de nuevo y le dio un hijo, y le puso por nombre Set». Es este linaje, el linaje de Set, el que sigue la Biblia a través de una genealogía de patriarcas hasta Noé, el protagonista de la historia del Diluvio. Después, el relato se concentra en los pueblos asiáticos, africanos y europeos.

EL LINAJE DE CAÍN. Todo lo que tenemos en la Biblia es una docena de versículos.Yahvé castigó a Caín convirtiéndolo en nómada, «fugitivo y vagabundo sobre la Tierra». Y Caín se apartó de la presencia de Yahvé y moró en la tierra de Nod, al este del Edén. Y Caín conoció a su mujer y ella concibió y engendró a Henoc; y él construyó una ciudad y le puso a la ciudad el nombre de su hijo, Henoc. Varias generaciones después nació Lámek. Éste tuvo dos esposas. De una de ellas tuvo a Yabal; «él fue el padre de los que habitan en tiendas y tienen ganado». De la otra, tuvo dos hijos, YUBAL «fue el padre de los que tocan la cítara y la flauta» y TÚBAL-CAÍN, fue «forjador de oro, cobre y hierro».

Tan escasa información bíblica se ve ampliada por el pseudo-epigráfico Libro de los Jubileos, que se cree escrito en el siglo II a.C. a partir de fuentes más antiguas. Relacionando los acontecimientos con el pasaje de los Jubileos, tenemos que, «Caín tomó a su hermana Awan para que fuera su esposa y ella le dio a Henoc a finales del cuarto jubileo. Y en el primer año de la primera semana del quinto jubileo se construyeron casas en la tierra, y Caín construyó una ciudad y le puso por nombre el nombre de su hijo, Henoc»

Los eruditos bíblicos llevan mucho tiempo desconcertados con el nombre de Henoc, que significa «fundamento», «fundación», y que se le aplica tanto a un descendiente de Adán a través de Set como a otro de sus descendientes a través de Caín, así como con otras similitudes en los nombres de los descendientes. Sea cual sea el motivo, es evidente que las fuentes sobre las cuales se basaron los compiladores de la Biblia atribuyen hazañas extraordinarias a ambos Henoc que quizá no fuera más que una persona prehistórica.

El Libro de los Jubileos afirma que Henoc, «fue el primero entre los hombres que nació en la Tierra que aprendió a escribir y los conocimientos y la sabiduría y que escribía los signos del cielo según sus meses en un libro».
Según el Libro de Henoc, a este patriarca le enseñaron las matemáticas y los conocimientos de los planetas, así como el calendario durante su viaje celestial y se le mostró la ubicación de las «Siete Montañas de Metal» en la Tierra, «en el oeste».

Los prebíblicos textos sumerios conocidos como las Listas de los Reyes relatan también la historia de un soberano antediluviano al que los dioses le enseñaron todo tipo de conocimientos. Su nombre epíteto era EN.ME.DUR.AN.KI «Señor del Conocimiento de los Fundamentos del Cielo y la Tierra» y es muy probable que sea un prototipo de los Henoc bíblicos.

Los relatos nahuatlacas de las andanzas y la llegada a un destino final, del asentamiento y la construcción de una ciudad; de un patriarca con dos esposas, cuyos hijos son el origen de pueblos; de uno que se hizo famoso por ser forjador de metales… resultan demasiado semejantes a los relatos bíblicos.

La importancia que los náhuatl le dan al número siete se refleja en los relatos bíblicos, pues el séptimo descendiente del linaje de Caín, LÁMEK, proclamó enigmáticamente que «hasta siete veces será vengado Caín y Lámek setenta y siete». Estamos encontrando en las leyendas de las siete tribus nahuatlacas en sus antiguos recuerdos, al desterrado linaje de Caín y su hijo Henoc.

Un texto babilónico, basado, según los expertos, en un primitivo texto sumerio del tercer milenio a.C., cuenta enigmáticamente una disputa, que termina con un asesinato, entre un labrador y su hermano pastor, al igual que los bíblicos Caín y Abel. Condenado a «vagar con pesar», el infractor, llamado Ka’in, emigró a la tierra de Dunnu, y allí «construyó una ciudad con torres gemelas». Unas torres gemelas en la cúspide de las pirámides era el sello distintivo de la arquitectura azteca en aparente conmemoación de la construcción a cargo de Ka’in de una «ciudad con torres gemelas».

No hay comentarios:

CONSULTA LA ETIQUETA

NUESTRA PAGINA EN FACEBOOK

Post Relacionados