Corrían tiempos convulsos por Europa cuando en 1935 el profesorado de la Universidad de Giessen (Alemania) tuvo la ‘brillante’ idea de proponer a Benito Mussolini para el Premio Nobel de la Paz. Tan solo tres años más tarde, un miembro de la Academia sueca llamado Brant, un antifascista declarado, propuso a Adolf Hitler para el mismo galardón. Con esta inverosímil propuesta, Brant pretendía generar polémica entre los parlamentarios suecos y hacer una dura crítica a la situación política que se vivía en Europa en los años treinta. Joseph Stalin fue nominado en 1945 y 1948 para dicho galardón y se argumentó que había llevado a cabo numeroso esfuerzos para dar fin a la Segunda Guerra Mundial.
Aunque parezca increíble, es cierto que Hitler, Mussolini y Stalin, tres de los dictadores más sanguinarios del siglo XX, fueron nominados al premio de mayor prestigio a nivel mundial en favor de la paz. Tras sus nominaciones, el comité del Gobierno sueco, como no podía ser de otra manera, no consideró merecedores de tal premio a ninguno de estos tres dictadores que tantos crímenes han dejado a su paso. Ver para creer