Usamos cookies propias y de terceros que entre otras cosas recogen datos sobre sus hábitos de navegación para mostrarle publicidad personalizada y realizar análisis de uso de nuestro sitio.
Si continúa navegando consideramos que acepta su uso. OK Más información | Y más

Visitas

ULTIMAS PUBLICACIONES

7 de noviembre de 2016

LA GUAYANA FRANCESA, LA CARCEL DE NAPOLEON III


Sin duda estarás pensando al ver las fotos que se trata de un destino paradisíaco. Los franceses no debieron pensar lo mismo, ya que históricamente emplearon esta región, entre otras cosas, para deshacerse de los criminales de Francia y encerrarlos aquí. Como Australia para los británicos.

Pero antes de construir nada tuvieron que colonizar las tierras (s. XVII), algo que no fue nada fácil. Si los europeos trajimos enfermedades al Nuevo Mundo, también nos comimos las que ya había allí. Los primeros intentos de colonización fueron un desastre debido al clima, las enfermedades tropicales (malaria, fiebre amarilla, dengue, polio… está todo el dream team) y por supuesto la resistencia indígena. Los miles de colonos enviados caían como moscas, hasta el punto de que los pocos cientos que sobrevivieron (el 10% del total) tuvieron que refugiarse en unas pequeñas islas a poca distancia de la costa, a las que llamaron Islas de la Salvación.

Napoleón III decidió convertir la colonia en vertedero criminal, enviando desde mediados del s. XIX a asesinos y enemigos políticos. Parece un tanto extraño, pero dado que las colonias penales solían estar en sitios deshabitados y desconocidos para el hombre (Guinea Francesa, Tasmania, Nueva Gales del Sur (Australia), Mauricio, …) los presos solían terminar trabajando como asistentes de los científicos y exploradores que venían a descubrir al ser humano todos esos misterios de tierras desconocidas. En la Guayana Francesa los presos se usaban ¡para cazar mariposas! Estas se dedicaban a la ciencia, se vendían o se coleccionaban.

Ser enviado a Guayana Francesa significaba prácticamente cadena perpetua o pena de muerte, o incluso ambas a la vez. Para penas menores de 8 años, por cada año de trabajos forzados, debían cumplir otro viviendo en la colonia tras cumplir la pena. Por lo que 8 años se convertían en 16. Aún así, el billete de vuelta a Francia era tan caro que al final casi todos los presos se quedaban. Y dadas las escasas condiciones de empleo y salud, o bien vendían mariposas, o robaban y eran vueltos a encerrar, o morían de enfermedades tropicales. Una de las cárceles más famosas estaba en la Isla del Diablo, irónicamente en una de las tres islas del archipiélago de la Salvación. Solo allí murieron más de 50.000 presos entre 1850 y 1938. Los tratos inhumanos estaban a la orden del día, y estos han quedado retratados en La guillotina seca, la autobiografía de René Belbenoit, que pasó allí 15 años por dos robos menores y no violentos.

La cárcel de los horrores dejó de funcionar en 1946 y casi todos los presos fueron liberados.

CONSULTA LA ETIQUETA

NUESTRA PAGINA EN FACEBOOK

Post Relacionados