En los primeros Juegos, la fuerza se medía tirando de una soga. El levantamiento de pesas, como se conoce hoy, o halterofilia, nombre que recibe la Federación Internacional, no existía. A partir de París 1924 se estableció la actual competencia en los Juegos. En Roma 1960 un soviético se coronó como el hombre más fuerte del mundo. Yuri Vlasov implantó varios récords olímpicos y universales, en su carrera deportiva logró 31 récords mundiales. Su compatriota, Vasili Alexeiev, arrasó en Munich 1972 y Montreal 1976. Con seis pies de altura y 250 kilos de peso, implantó más de 80 récords mundiales. Fue considerado “el hombre más fuerte”, hasta doce años después.
Naim Suleymanoglu, un búlgaro nacionalizado turco por razones políticas, con menos de 5 pies y solo 130 libras de peso, 200 menos que Alexeiev, está entre los hombres más fuertes que se haya medido y competido oficialmente. Su primer récord mundial lo logró en Bulgaria con solo quince años y en varias ocasiones levantó pesos tres veces superiores al suyo. Era el favorito –con 17 años– para ganar las medallas en Los Ángeles 1984, pero su país se sumó al boicot soviético y no participó. Su vida deportiva está llena de contradicciones e intrigas políticas, pero está –hasta hoy– entre los mejores.
Cuando sus rivales concluyeron, incluido un nuevo récord mundial de su antiguo compañero de equipo, el búlgaro Todorov, Suleymanoglu pidió 16,5 libras más en su primer intento e implantó récords olímpicos y mundiales en el arranque. Hizo lo mismo en envión, la otra modalidad de las pesas. En una noche: seis récords universales y nueve olímpicos. En cada levantamiento fijaba una nueva cota. Fue recibido con todos los honores en Turquía.
En Barcelona 1992 repitió, así como en Atlanta 1996. Naim Suleymanoglu es un atleta de dimensiones fuera de lo común. Jamás fue sancionado por doparse. Su fuerza le venía de bien adentro. Después de Atlanta 1996 comenzaron las especulaciones. El gran campeón declaró oficialmente que no volvería a competir, pues no le quedaban glorias por alcanzar. Cercanos los Juegos de Sydney 2000, hubo rumores. El forzudo no resistió la tentación y a nadie tomó por sorpresa su presencia en las palanquetas de los llamados “Juegos del Nuevo Milenio”;no triunfó. Así demostraría que es tan mortal como los demás; se fue en blanco en los diferentes ejercicios.
Ya publiqué que el pequeño pesista turco Naim Suleymanoglu, quien recibió su formación atlética en la Bulgaria socialista de los años 80, fue seleccionado en una encuesta de la IWF como el mejor del siglo, y ahora me llega otra noticia relacionada con este levantador y es que quiere cerrar la centuria con su cuarto título olímpico. Asistí a la conferencia de prensa que ofreció Naim en Atlanta, cuando ganó su tercera corona en las citas estivales, y allí anunció oficialmente que se retiraba como deportista, porque ya no le quedaban más glorias por obtener en las competencias y para dedicarse a los negocios. Pero sucedió que la Asociación Internacional de Periodistas Deportivos (AIPS) realizó una encuesta para seleccionar a los mejores deportistas del siglo y en ella aparece un pesista, que es desde luego Suleymanoglu. El acto de premiación fue en Budapest, y allí Naim declaró que volvería a los entrenamientos para asistir a Sydney 2000 en busca de su cuarto título olímpico.[4]
No ganó en Sydney, pero su nombre está inscripto con letras doradas en la gloria olímpica.
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