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26 de septiembre de 2020

LA MARCHA DE LA MUERTE, EL GENOCIDIO DE LOS NUEVOS CONQUISTADORES



 ‘La Marcha de la Muerte’ es uno de los hechos menos narrados de la historia del genocidio, pero que todavía vive en la memoria de los habitantes de la zona.

Si bien existen muy buenas investigaciones sobre el tema, hay un solo testimonio extenso sobre el desarrollo de la Marcha de la muerte. Fue grabado por el antropólogo alemán Robert Lehmann-Nitsche en la ciudad de La Plata a principios del siglo XX. El entrevistado, un mapuche de nombre Katrülaf, le hizo un relato pormenorizado de todo el trayecto. Habló en una lengua, el Mapudungum. El testimonio fue traducido al Alemán y estuvo guardado hasta hace pocos años.


En Valcheta, Río Negro -a 1300 km de Buenos Aires- en 1885 se levantaron campos de concentración con alambres de tres metros de alto donde se amontonó a los sobrevivientes de la campaña antes de obligarlos a una marcha forzada hasta Carmen de Patagones, la última ciudad al sur de la provincia de Buenos Aires. Eran cientos de hombres, mujeres, ancianos y niños tomados prisioneros por el ejército. Antes, muchos habían caminado cientos de kilómetros arriados como animales, encerrados en corrales, asesinados por el camino.

“Pasamos seis meses de estar amarrados. Fue entonces que llegó noticia” cuenta Katrülaf. “Llegó un capitán, llegó con veinte soldados. Entonces le dijeron: “absolutamente todos ustedes serán llevados a Chichinales,. Saiweke hace rato que está en Chichinales. Absolutamente todos ya se fueron a presentar”.


Diezmados, los que lograron superar esas travesía fueron llevados en barco a Buenos Aires y luego confinados en la Isla Martín García o en Tigre. Allí se solían hacer ‘reparto de indios’ entre familias que los llevaban como criados. La familia de Inakayal, junto a la de los caciques Foyel y Sayhueque fueron trasladadas al Museo de Ciencias Naturales, donde vivieron como prisioneros.

Los juntaban en las plazas del centro de buenos aires, y cuando las señoras patricias salían de misa, pasaban a llevarse niños que arrancaban de los brazos de sus madres, los alaridos de ellas se oían desde lejos (leído de crónicas de la época), a ellas también se las llevaban pero separadas de sus hijos, y a los hombres a los obrajes de mano de obra esclava, pero siempre separaban a las familias.. 

" Si el pasado no tiene nada que decirle al presente, la historia puede quedarse dormmida sin molestar, en el ropero donde el sistema guarda sus viejos disfraces" . (Eduardo Galeano)





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