El 28 de marzo de 1981 ya no quedaban esqueletos en el cementerio. Alfredo Leonett jugaba sobre las lápidas de quienes permanecieron al menos 203 años bajo tierra.
Yo vivía en la calle Páez, venía a jugar aquí, con mis amigos. Toooodoo eso era el cementerio, dice mientras señala levantando el brazo derecho hacia los primeros comercios y edificios que se construyeron en el centro de San Félix y que hace unos 35 años no existían, nosotros corríamos todo eso jugando encima de los que estaban enterrados.
Alfredo relata que el Concejo Municipal, que fungía como alcaldía, tuvo que sacar las tumbas, porque el lugar fue expropiado. Al exhumar los restos, también salieron a relucir las morocotas y las dentaduras de oro que solían implantarse las personas de la época.
Los encargados de hacerlo vieron la oportunidad de quedarse con el oro de los antepasados. Uno de los datos más atemorizantes es que una vez que iniciaron los movimientos de las tumbas se empezaron a escuchar ruidos en las inmediaciones del cementerio. Sin embargo, Alfredo dice que él no cree en eso.
El primer cementerio de Ciudad Guayana funcionaba en el centro de San Félix, un lugar lleno de historia que muchos no cuentan.
De cementerio a plaza
Un intento de conversación con un borrachito de la plaza fue el inicio de la recopilación de relatos que recordarán la existencia del antiguo Cementerio de San Félix. Varias personas se sorprenden al escuchar que la plaza Miranda sirvió de casa para los muertos.
No todos los habitantes de Ciudad Guayana tienen conocimiento de los dientes de oro y las morocotas que permanecieron bajo esos metros de tierra.
Un señor que se encontraba en los comercios asegura:
-Ahí deben haber morocotas todavía. Si uno se pone a buscar hasta dientes de oro vas a ver que hay. Tratar de conseguir información con el borrachito fue un caso imposible, solo acotó que antes usaban el cementerio para dormir, para encontrarse las parejas.
Cosa muy distinta a lo que hacía Alfredo con sus amigos mientras brincaba de lápida en lápida. Los hermanos Cohen son bien conocidos por esas calles de San Félix. Ellos son quienes tienen en su memoria el conocimiento de largos años de historia de las cuatro esquinas del cementerio.
Luis Cohen es hijo de quien construyó el cuarto edificio del centro de San Félix. Él recuerda muy bien que en el cementerio había una lápida que databa del año 1777. En ese entonces, asegura Cohen, Francisco de Miranda había cumplido 27 años de edad. Cohen dice que eso no está registrado, “yo lo vi cuando muchacho”.
Cuando se acercaban los exámenes finales en el colegio, Luis Cohen estudiaba todas las noches en el cementerio para mantenerse despierto, pero no presenció que saliera ningún muerto. La idea de haber cadáveres ahí bajo tierra le daba un poco de miedo y eso lo mantenía alerta, por lo tanto, lograba estudiar gran parte de la noche.
En 1980, Luis José Pastrano, quien era presidente del Concejo Municipal, aplicó la ley de expropiación por causa de utilidad pública o social en el cementerio.
-Habían tumbas de hasta dos niveles, esas eran de los españoles, luego hubo pocos muertos, porque comenzó el movimiento de gente por la plaza Piar.
La intención de Pastrano fue demoler el cementerio y construir un parque de recreación y servicios pasivos. 1 millón 200 mil bolívares costó construir la plaza.
Se hizo un llamado a los familiares de quienes yacían bajo tierra para que sacaran los cadáveres y quienes no aparecían, simplemente los extraían con un payloader, al ver este acto, monseñor Francisco Javier Zabaleta, mostró su molestia. La consecuencia fue trasladar a los restos a dos cajas de 1 metro de alto, por 1 metro de ancho y dos metros de largo.
-En una de las esquinas había una mata de mango donde consiguieron un cadáver que había sido enterrado hacía 20 años y aparentaba estar recién enterrado. Tenía sangre en su cuerpo. La mata de mango mantuvo la humedad en su cuerpo, el día de su entierro llovió y su tumba quedó inundada. Para retirar este cadáver, los contratistas encargados de la remoción, estaban ofreciendo 50 bolívares a quien lo tomara para meterlo en el cajón.
-Hubo una persona que dijo “yo lo agarro y lo meto, pero si me compras una botella de ron y me das 500 bolívares”, él se llamaba Chimino. Eso era un dineral.
Cuando lo estaba sacando la carne se le desprendía. Chimino, al pasar de los años, se secó y murió, dicen que a causa de las bacterias que se incrustaron en su cuerpo por haber tocado al muerto.
El 28 de marzo de 1981 ya no quedaban esqueletos en el cementerio. Comenzó a funcionar como un lugar para concentrarse y pasar un rato agradable.
No sabían qué nombre darle a la plaza. Los concejales discutieron entre: Ñato Romero, Simón López y Neptalí Cohen, pero no tenían una plaza Miranda. Desde entonces se instala con ese nombre, inaugurada por Pastrano.
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3 comentarios:
Excelente documental
Recuerdo como en un sueño cuando pasaba por ahí de pequeño, sentía temor porque veía las tumbas. Y en una esquina se asomaba parte de un ataúd. Iba con mamá a vacunarme, no recuerdo el lugar pero ese era el camino para llegar. Excelente trabajo
Buenos días amigos, por favor envíen el documento completo para que nos sirva de marco teórico para la propuesta de reestructuración que está realizando la Alcaldía.
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