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2 de febrero de 2017

Conoces la Historia; La agonía de Omayra no la paró nadie (1985)



«Váyanse a descansar un rato y después vengan y me sacan de aquí”.

Esta es la entereza que mostraba Omaira Sánchez hace hoy justo 25 años, atrapada entre el lodo y los restos de su propia casa, con el agua al cuello, mientras las cámaras de televisión retransmitían sus últimas horas de vida.

La fortaleza, valentía y ternura con las que esta niña colombiana de 13 años afrontó los esfuerzos de un rescate imposible, la convirtieron en la víctima más famosa de las más de 25.000 que se produjeron el 13 de noviembre de 1985, cuando el volcán Nevado del Ruiz entró erupción y una avalancha de lodo, tierra y escombros se tragó literalmente a la ciudad de Armero, hasta convertirla en un cementerio gigante.

Casi tres días estuvo agonizando Omaira, con su cuerpo atrapado e inmovilizado entre los materiales expulsados por el volcán, ante los flashes de los reporteros gráficos y las miradas de los periodistas y los curiosos, a los que hablaba con una tranquilidad sobrecogedora, dejando frases como estas:

«Toco con los pies en el fondo la cabeza de mi tía»; «yo quiero que ayuden a mi mamá, porque ella se va a quedar solita»; «tengo miedo de que el agua suba y me ahogue, porque yo no sé nadar, aunque soy de aquí, de tierra caliente»; «estoy preocupada, hoy era el examen de matemáticas», o «mi papá trabaja cogiendo arroz y sorgo en una combinada, mi mamá está en Bogotá, donde mi tío, que es celador de Expreso Bolivariano», entre declaraciones que intercalaba con los comprensibles «tengo frío» y «sed».

Pero a las 10 de la mañana del sábado 16 de noviembre, después de comprobar que la opción de amputarle las piernas era imposible –no contaban con el material quirúrgico y las condiciones necesarias como para que sobreviviera– y realizar el último intento de succionar con una motobomba el fango que no paraba de crecer, Omaira cerraba los ojos.

«No es justo, Dios, no es justo. Después que luchamos tanto y ella aguantó», se lamentaba entre sollozos el médico Mauricio Sarmiento." 

"Tenía 13 años y en el momento de la tragedia de Armero vivía con su hermano menor, su padre y su tía. 

Su madre, durante la tragedia, se encontraba en Bogotá en un viaje de negocios. Durante el tiempo que Omayra se mantuvo atorada siempre estuvo encima de los cuerpos de sus familiares.

Cuando los socorristas intentaron ayudarla, comprobaron que era imposible; para sacarla necesitaban amputarle las piernas. Sin embargo, carecían de equipos de cirugía y podría fallecer; la otra opción era traer una moto-bomba que succionara el cada vez mayor fango en que estaba sumergida. La única moto-bomba disponible estaba lejos del sitio, por lo que solo podían dejarla morir.

Omayra se mostró fuerte hasta el último momento de su vida, según los socorristas y periodistas que la rodearon. Durante los tres días, estuvo pensando solamente en volver al colegio y en sus exámenes.

El fotógrafo Frank Fournier hizo una foto de Omayra que dio la vuelta al mundo. La fotografía se publicó meses después de que la chica falleciera, debido a la gangrena gaseosa." 

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