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24 de abril de 2022

LA GRAN COLOMBIA DE GRAN BRETAÑA - MAPA (1819-1830)




Te mostraremos las principales imágenes producidas sobre la Gran Colombia (1819-1830) en Londres como parte de los esfuerzos por ganar reconocimiento para la nueva república en el exterior. Demuestra cómo los deseos territoriales y políticos de los líderes pro-independentistas (que a su vez no estuvieron de acuerdo en cuanto a qué forma debería tener la república en la práctica) fueron Demás restringidos por los intereses imperiales de la Gran Bretaña. Por lo tanto, la geopolítica y los intereses diplomáticos jugaron un papel primordial a la hora de determinar la manera como se representó la extensión de la Gran Colombia durante este periodo en Londres.


Gran Bretaña era el gran promotor de internacionalizar a la Gran Colombia, pero detrás de ello existían intereses oscuros y territoriales de proteger las colonias de este imperio y de Portugal como socio principal. Durante la década de 1820, La República de Colombia (mejor conocida como la “Gran Colombia”) unía los territorios coloniales del Virreinato de la Nueva Granada, la Capitanía de Venezuela y la Audiencia de Quito. Los hombres que habían asumido las riendas de este nuevo gobierno deseaban intensamente la inversión de capital, la inmigración de europeos, y el reconocimiento internacional de la soberanía política de la república. Ellos entendían que la producción y la circulación internacional de información geográfica y cartográfica sobre sus países facilitarían la aceptación del nuevo país en la comunidad de naciones soberanas y atraería potenciales inversores y colonos extranjeros.

Parte de su estrategia implicaba, por lo tanto, identificar los lugares más apropiados para la impresión y circulación de mapas y otros documentos entre las audiencias internacionales. Sin embargo, había muchos obstáculos que dificultaban la producción de imágenes que transmitieran un mensaje claro y estable sobre qué significaba Colombia políticamente. Durante el periodo de los 1820s, la apariencia y el contenido de las imágenes que se produjeron para justificar la existencia de repúblicas independientes estuvieron notablemente marcados por los lugares donde se imprimieron. Es decir, los criollos expatriados y sus aliados en el exterior fueron los más interesados en producir imágenes de la República, pero éstos dependían de las impresoras extranjeras para llevarlas a cabo. Es por ello que durante esta época, las tradiciones cartográficas y los intereses diplomáticos del lugar de impresión jugaron un papel importante en el mensaje que se transmitía a través de estas primeras imágenes nacionales.

Por lo general se la ha otorgado el crédito a Zea como autor del mapa que ilustra este texto. Es cierto que Zea tenía vital interés en la publicación del tratado dada la difícil situación diplomática en la que se encontraba. Además, la amplia experiencia de Zea con las sociedades científicas europeas, incluyendo su dirección del Jardín Botánico de Madrid, lo habría calificado como una autoridad creíble para diseñar un mapa “científico” de la nación. Sin embargo, este mapa de Colombia se imprimió en enero de 1823, meses después de la muerte de Zea en Bath. Esto significa que, aunque Zea pudo haber jugado un papel importante en promover la impresión del mapa, necesariamente participaron más personas en su elaboración. Este mapa de 1823 tenía un propósito claro: persuadir al “Lector General, al Comerciante y al Colono” que le servía a los intereses de Gran Bretaña el reconocer la independencia de Colombia. El título del mapa, “Colombia, tomada de Humboldt y varias otras autoridades recientes”, buscaba legitimar la imagen cartográfica y la construcción geográfica de Colombia en si al anunciar su pedigrí científico. Pero, la atribución es engañosa. Este mapa se basaba sobre el trabajo de un experto diferente, Aaron Arrowsmith (1750-1823). Para entender lo que significó usar el mapa de Arrowsmith es necesario conocer primero que otros mapas de Sudamérica pudieron haber usado los que participaron en la producción del mapa de 1823. Uno de ellos, el de más circulación entonces, era el de William Faden (1750-1836), geógrafo del rey desde 1771. Hacia 1799, Faden imprimió un mapa que el propio Humboldt describió como “la base de todos los nuevos mapas de América”33. El mapa de Faden era en realidad una copia del “Mapa Geográfico de América Meridional,” elaborado por el geógrafo español y cartógrafo real Juan de la Cruz Cano y Olmedilla.


EL EMBLEMA PRINCIPAL O CARTUCHO DE LA GRAN COLOMBIA

En cartografía una cartela (o cartouche en la mayoría de idiomas) es un emblema decorativo incluido en un globo terráqueo o en un mapa. Una cartela puede contener el título, la dirección del impresor, la fecha de publicación, la escala del mapa con leyendas, y a veces una dedicatoria.

Es por ello, que el mejor lugar para explorar el sentido político e ideológico que colombianos en el exterior querían darle a Colombia es el cartucho que decora y anuncia el mapa de 1823. En el cartucho del mapa, un hombre de tez clara, que apoya su bastón de mando se reclina sobre un jarrón con aguas que fluyen. Representa al Orinoco. Una mujer, igualmente blanca, con frutas en sus manos, se reclina sobre otro jarrón y representa el Río Magdalena. Detrás de ellos, la cumbre nevada del volcán Chimborazo escenifica este romántico encuentro nacional. Esta imagen alegoriza la situación política de Colombia a comienzos de 1820. Las tropas venezolanas (el Orinoco masculino con bastón de mando) habían ganado importantes victorias militares en la Nueva Granada (liberando a la atractiva joven Magdalena). Quito, al todavía estar en manos de los ejercitos expedicionarios, no se antropomorfiza en esta imagen, pero sí sirve como un escenario pasivo, aunque imponente en la imagen del Chimborazo. El mensaje no es sutil; Colombia era una nación cuya unidad geográfica estaba sancionada por la naturaleza misma. El intercambio de miradas románticas penetrantes entre el Orinoco y el Magdalena, a la sombra del Chimborazo, prometen un futuro fértil que sólo podría alcanzarse mediante la unidad entre la fuerza de armas y la riqueza natural. El cartucho, por lo tanto, anuncia a sus lectores que Colombia es el resultado de un enlace entre territorios distintos cuyas trayectorias apuntaban al matrimonio, no al divorcio.

Los elementos de la naturaleza seleccionados para esta imagen enfatizan la providencia geográfica y científica de Colombia. El Chimborazo, estimado por Humboldt en esa época como el pico más alto del mundo, sugiere la promesa extraordinaria de la majestuosa topografía colombiana. En la base del Chimborazo, detrás de las figuras humanas, brotan palmeras, la vegetación “más noble” del trópico, según Humboldt. Un cóndor extiende sus alas por encima de la pareja, y se posa sobre el escudo de armas que forma el centro de la imagen. El uso de imágenes de curiosidades naturales para reclamar grandeza era entonces ya una tradición bien establecida por los ilustrados del nuevo mundo. Para finales del siglo XVIII, por ejemplo, naturalistas como el criollo jesuita Juan de Velasco, argumentaba que Quito era el sitio que la naturaleza más había favorecido, dado que en este reino se encontraba el pico más alto (el Chimborazo), el origen del río más largo del mundo (el Amazonas) y disfrutaba del mejor clima en el planeta. El Amazonas no aparece en el cartucho de Colombia, pero en el mapa sí, junto con una topografía impactante que sugiere un clima favorable a la civilización, según el pensamiento de la época.

PAPELES SELLADOS LEGALES Y NOTARIADOS

El diplomático Luis López Méndez parecer ser el responsable de diseñar las imágenes que decoran los papeles oficiales que legitimaban los préstamos hechos en Gran Bretaña por Colombia. Este papel notarial empezó a circular durante su presencia en Londres como plenipotenciario, y tanto López Méndez como Francisco Antonio Zea contrataron préstamos sobre éstos ejemplares. Dada la naturaleza de esta circulación, los hombres que más poder económico tenían sobre Colombia en Londres fueron los que más vieron este emblema de Colombia. En él, las figuras antropomorfas del Magdalena y el Orinoco están de pie, no recostados; el Orinoco aparece mas viejo y los querubines que decoran el resto del papel oficial sugieren la fecundidad de la unión. Quito no aparece siquiera como un escenario en la imagen del López Méndez ya que el Chimborazo no es evidente. El único lugar donde se señala la posible presencia de Quito en Colombia es en el escudo de armas sobre el cual las dos figuras reposan, y es en el escudo de armas donde el cartucho y el sello más difieren.


Entrar a fondo en las diferencias evidentes entre las imágenes nacionalistas de Colombia que circularon en Europa nos permite ver la falta de claridad de criterios que se utilizaron para hacer explícita la organización política territorial de la república durante esta época incierta. Por ejemplo, tanto el escudo de armas del papel notarial como el del cartucho están divididos en tres secciones donde aparecen símbolos similares. A mano derecha del escudo (izquierda del observador) hay un caballo blanco que representa los jinetes de los llanos de Venezuela, y, a la izquierda, hay un cetro español partido en dos que representa el éxito de los movimientos de independencia. En ambos escudos las palabras “ser libres o morir” ondulan en una bandera que está debajo de estas figuras. La sección “jefe,” o superior de ambos escudos contiene estrellas. Mientras el escudo del sello notarial contiene tres estrellas, la del cartucho del mapa contiene diez. Una mirada cuidadosa de la cara del mapa revela que estas diez estrellas se refieren a diez ciudades principales de Colombia. La diferencia de la utilización de estrellas entre el sello del papel oficial y el cartucho es diciente; mientras que el sello construye una nación compuesta de tres grandes unidades administrativas territoriales del período colonial, el cartucho la concibe como una especie de conglomerado de diez ciudades-estado. A pesar de esta concepción territorial del mapa, no esta claro que criterios se utilizaron para incluir una ciudad dentro de su lista de diez.

Lo que sí está claro es que el mapa utiliza un patrón tipográfico explícito para indicar las diez ciudades evocadas por las estrellas del cartucho: se escriben los nombres completos en negrilla con letras mayúsculas. Cuatro de ellas (Caracas, Maracaibo, Cumaná y Barinas) corresponden a la antigua Capitanía de Venezuela; otras cuatro (Cartagena, Panamá, Bogotá y Santa Marta) corresponden a lo que fue el Virreynato de la Nueva Granada; y sólo dos corresponden a la Audiencia de Quito (Cuenca y Quito). El problema es que al utilizar diez ciudades para organizar territorialmente a Colombia, otras ciudades importantes descienden de categoría o ignoradas totalmente por el mapa. La Capitanía de Venezuela, por ejemplo, durante la época colonial, fue conformada por seis provincias. Las ciudades capitales de cuatro de ellas sí aparecen en el mapa como principales, pero ninguna ciudad de la provincia de Guayana o Margarita fue incluida de esta manera. Lo que el mapa sí hace es incluir una ciudad de Guayana cuyo nombre en parte esta escrito en mayúsculas (pero no negrillas) y en parte en itálicas: “STO. TOME de la Nueva Guayana o Angostura.” Como ciudad capital de la provincia de Guayana, el lector del mapa esperaría que se representara como las otras diez ciudades capitales. Es más, se debería resaltar dado su papel como sede del primer congreso que fundó a Colombia.

De esta manera la Vieja Angostura y la Region de Guayana fueron excluidas tanto del Cartucho como de los Papeles Legales, con lo cual se estaría planeando desde esa época el despojo de NUESTRO ESEQUIBO.

Lina del Castillo
Iowa State University, Ames (Estados Unidos)

1 comentario:

Miliciano territorial al sur del orinoco. dijo...

Nunca nadie le quiere dar el valor real a Guayana, su importancia histórica es como la traviesa narración del cuento de la cenicienta en el principado de los interesados, más no el de los justos, es hora de que se entienda que la Guayana (territorio), la de antes como la de ahora, marca fuerte valor en el trayecto económico tanto nacional como mundial, siendo difícil para mí encontrar una razón distinta al celo o envidia para no reconocerle como su oportunidad amerita, incluso hoy, hasta la quieren quitar de la bandera no justificando la ordenanza de quien lo calificó en este tiempo moderno, incorporando la octava estrella, pero ignoran la posibilidad de su independencia del resto de los estado ya que es importante como de costumbre, seguir exprimiendo sin valorar sus virtudes.

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