Lo dijo Rómulo Gallegos en su novela Canaima, a través de Manuel Ladera, que este es el pueblo de las mujeres bonitas: “Y como es fama que éste es el pueblo de las mujeres bonitas (…) el pueblo más alegre de todo el Yuruari”).
Por las tierras del sur orinoquense, en tiempos de la época Precolombina, se corrió la voz de la existencia de una hermosa india llamada Up-ata, hija menor del bravo Cacique Yocoima, jefe de la tribu de los indios Arinagotos.Y entonces ocurrió – según cuenta la leyenda- que la belleza de la india Upata era causa de constantes asedios entre conquistadores españoles que buscaban el codiciado y deslumbrante Dorado que jamás hallaron.
Pero sucedió que la india Upata estando pretendida amorosamente por un Capitán español llamado Antonio Moreno de Mendoza, murió en brazos del europeo a manos del indio Tocoma, proveniente de su misma raza que celoso juró no ver más a su compañera de raza en los brazos del invasor.
Tan trágica muerte de la india Upata, motivó sublevaciones y amotinamientos de indios y conquistadores quienes se trabaron en una feroz lucha a brazo partido, unos en defensa de la tierra nativa y otros en post del saqueo de la tierra y sus minerales y piedras preciosas, rapto y violación de indias y ventas y tráfico de esclavos con autorización de España que nunca cesó de su afán de explotar hasta la saciedad y el agotamiento, las ricas y vírgenes tierras de la Guayana venezolana.
La india Upata murió por culpa de su belleza, por su tierra y por honor de su raza aborigen que jamás estuvo tan humillada como en los azarosos tiempos del coloniaje español.
Su muerte fue un grito desgarrador en medio de la inhóspita y vastas selva guayanesa, ignorada y oculta entonces, fue un girón de la más pura vida indígena que murió al menor soplo de un músculo que lanzó la flecha de la hora final en el Valle del Yocoima, cruzado para ese entonces por el caudaloso Caño Upata.
Fue así como la india Upata dio su nombre a una ciudad que gentil, gallarda y caballeresca florece y reverdece entre colinas y armoniosos monumentos naturales que vigilan su clima y sus atardeceres en cada ocaso del rey solar que permite la vida en este valle, pleno de hermosura y de un incendio de bellezas vegetales por los cuatro puntos cardinales.
No en vano el Cacique Yocoima, corrió velozmente de día y de noche por selvas peligrosas, montes intrincados, palúdicos y ríos caudalosos, tras el león íbero en defensa de su territorio usurpado e invadido, en defensa de su raza y sobre todo de la belleza de su hija predilecta Up-ata, cuyo significado no es otro que la traducción de “Mi Tierra”, “Mi Suelo” y “Mi Terruño”.
La india Upata, siempre vivió en este valle bañado por el mismo sol y las mismas montañas milenarias que rodean su entorno, ella significó el ejemplo de una raza celosa de su destino, de su origen y de su condición indígena, forjadora de nuestra nacionalidad.
Y dejó una rica trilogía herencial de la cual estamos muy orgullosos: el color y la raza de nuestros hermanos y el gentilicio de nuestro pueblo: UPATENSE!…
GLORIAIDEDAZA
https://gloriaidedaza.wordpress.com/2017/01/09/historia-de-la-india-upata/
3 comentarios:
Y vomo era su vestimenta?
Realmente
Me encanta la historia de la India Upsta yo soy de up sta
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