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3 de julio de 2021

SABES QUE TIPO DE PERSONALIDAD TIENES...?

 


Al comer del fruto prohibido, tentados y engañados por la serpiente, el libro sagrado cuenta que se les abrieron los ojos. Se dieron cuenta que estaban desnudos y sintieron vergüenza cubriendo sus cuerpos.”


¿Cuál es la diferencia entre una persona profunda y otra superficial?

Habitualmente asociamos el termino “persona profunda” a alguien que conversa sobre temas interesantes, tiene opiniones intelectuales diversas, o accede a lecturas difíciles de entender por el común de la gente. Pero… ¿es esto lo que hace a una persona profunda en su vida?

¿Que es la profundidad en la vida?

Culturalmente asociamos “profundidad” a lo que yo definiría como: “Actividad Cerebral Elaborada”. Es decir, un proceso avanzado de razonamiento, abstracciones y conceptualizaciones propias de una persona que ha logrado desarrollar su aparato pensante, por sobre los diversos aspectos de la taxonomía cognitiva…

Sin embargo creo que esto no es lo que hace a una persona profunda, o que por esta razón, esa persona tenga una experiencia profunda de vida…

La vida del hombre actual, reforzada por la sobre valoración de la inteligencia cognitiva y el concepto “pienso luego existo”, le sucede al hombre básicamente a través de una experiencia mental, muchas veces razonal, de carácter básicamente descriptivo más que intuitivo o directo de la realidad.
Es decir, entre la realidad y el ser humano actual, siempre hay “un pensamiento de por medio…”

Esta excesiva actividad intelectual se realiza a través del “uso de la razón de manera dual”. En mi opinión, esto provoca una disociación interna y un estado de separatividad, que sumado a la fuerza de gravedad, es la base de la individualidad y el EGO.

La razón dual es la sustentación de la DUALIDAD. La dualidad es la “descripción analítica” que realiza la persona sobre la realidad y la vida, a través de los “opuestos”. Sabemos lo que es el bien por que lo distinguimos del mal, y así con todo lo demás.

Desde esta perspectiva, lo que culturalmente llamamos “profundidad”, en realidad sucede en la “superficie” de la persona, en el mundo abstracto del pensamiento. Esto no es verdaderamente “profundidad”, si no mas bien “superficialidad”…

El hombre, al permanecer atado a su descripción de las cosas -que realiza constante e inconscientemente- vive en un estado de adormecimiento muy parecido al estado de conciencia de la persona hipnotizada: Vive literalmente “dormido”.

Su realidad es la “DUALIDAD”. En esa dualidad, el ser humano puede desarrollarse abarcando descripciones y análisis mentales abstractos y complejos. Sin embargo, estos análisis y abstracciones nacen en un estado de conciencia adormecido, que no pertenece a la profundidad del hombre despierto e iluminado, si no más bien a la superficie de su existencia…

Los Seres Humanos parecemos vivir en un estado de hipnosis colectiva, producto de una mente “encarcelada” por la dualidad, llena de descripciones, juicios, apegos, conceptos y razones, que generalmente son la base del sufrimiento humano.

Podríamos decir análogamente que nuestra mente es como la superficie de un lago. Cuando hay viento y tormenta, la superficie del lago está en movimiento, llena de olas y remolinos, va y viene.

La superficie de un lago en movimiento es como una mente llena de pensamientos, descripciones y clasificaciones… Estos podrían llegar a ocupar un lenguaje muy académico, sin embargo siguen siendo olas y remolinos sobre la superficie del lago…

Una actividad muy fuerte del aparato mental, por muy abstracta que sea, es justamente lo contrario a la profundidad de la persona… Son como las olas de una tormenta en el mundo Dual.

En cambio existe bajo la tormenta una profundidad que permanece en calma…

Cuando un Ser Humano “baja” a la verdadera profundidad de Sí mismo, el aparto mental se tranquiliza y la dualidad comienza a desvanecerse… como las movidas aguas de un lago que comienzan a aquietarse para finalmente quedar tranquilas reflejando el cielo sobre su superficie..

ESA ES LA VERDADERA PROFUNDIDAD DEL SER HUMANO.

En esa profundidad la mente está quieta, contemplativa y no analítica. En ese estado la actividad cognitiva NO alborota las aguas de la superficie con pensamientos duales y mecánicos, sino que realiza su trabajo naturalmente constatando la existencia.

Así la persona se mantiene armonizada y en equilibrio. Las emociones, el cuerpo y la mente están en UNIDAD, y al mismo tiempo se UNIFICAN CON EL TODO, saliendo del mundo DUAL en el que habitaba hasta un instante atrás. Trascendiendo así la dualidad en “unidad”, en donde el uno contiene al otro y el otro contiene al uno…

Se dice que el hombre, en su actual estado de evolución, permanece constantemente en esta dualidad: Yo-Tu, Bien-Mal, Hombre-Mujer, etc.

Los Sagrados Textos hablan de este estado en el que los hombres vivimos actualmente, alejados del Paraíso, lugar en donde si vivíamos en comunión con DIOS…

“En el Jardín del Edén, Dios prohibió a Adán y Eva comer del árbol que se encontraba en el centro del paraíso, el árbol del Bien y el Mal. La prohibición fue para que así, Adán y Eva, se mantuvieran siempre en comunión con DIOS, en UNIDAD.

Al comer del fruto prohibido, tentados y engañados por la serpiente, el libro sagrado cuenta que se les abrieron los ojos. Se dieron cuenta que estaban desnudos y sintieron vergüenza cubriendo sus cuerpos.”

“Se vieron por primera vez separados uno del otro, diferentes”.

No pudieron evitar ver, en medio de lo que antes era Uno, ahora convertido en dos, lo malo… lo bueno… ¡ La dualidad ! ”

…A partir de ese momento el ser humano perdió la unión con Dios y fue expulsado del paraíso. Su regreso esta custodiado por “dos” querubines con sendas espadas de fuego…

Desde entonces el hombre ha vivido alejado de la UNIDAD (el Uno) en un constante devenir DUAL (el dos) entre el bien y el mal… En un mundo descrito por una mente dual -no unificada- que siempre esta “describiendo” la realidad; siempre “analizando”, “criticando”, “evaluando”, “clasificando”, “rechazando la vida tal como es”, “queriendo siempre (al contrario del amor incondicional) cambiar al mundo y a sí mismo”.

El mundo de la dualidad absorbe al hombre en la superficie mental de su existencia, sin permitirle vivir más “profundo”, allá donde hay calma… Bajo las agitadas aguas de su mente analítica y conceptual.

Bajo la superficie de su lago en tormenta…

El eco o anhelo de la experiencia perdida del Paraíso, o la UNIDAD con DIOS, permanece en los registros acásicos y en el inconsciente colectivo e individual de la humanidad, haciendo de la vida del hombre un constante anhelo, muchas veces inconsciente, de busca de sentido y respuesta a las grandes y eternas interrogantes del hombre…

¿Quién soy yo?, ¿De dónde vengo y adónde voy…?, ¿Qué hago aquí…?, ¿Qué es todo esto?, ¿Por qué existe algo en vez de nada?

Las respuestas a estas interrogantes, al ser contestadas por una mente dual, aunque sea brillante, nacen en la SUPERFICIALIDAD del pensamiento DUAL, y por lo tanto, no pueden entregar la certeza de la respuesta que viene desde la PROFUNDIDAD DEL SER, LA UNIDAD, EL UNO, …DIOS EN TI.

Las respuestas intelectuales pueden incluso llegar a ser procesos mentales muy impresionantes, pero no nos tranquilizarán nunca, pues vienen de la superficie arremolinada de la tormenta del pensamiento y verborrea constante.

Sin embargo, aquellas respuestas que nacen bajo la superficialidad de la tormenta, en lo profundo de la escencia, en el Ser, entregan calma y certeza real nacida de la profundidad calmada del lago.

Entonces el bien y el mal son trascendidos, y el hombre, aunque sea por un instante, retorna al Paraíso… A la unión con Dios.

Los querubines se desvanecen, no existen en el eterno presente de la UNIDAD, y ante los ojos del hombre unificado aparece un mundo luminoso y constante, lleno de certidumbres que no requieren de explicación, ni la buscan, ni la necesitan.

La verdadera profundidad de un hombre, la profundidad natural de un hombre, radica en la experiencia de esa unidad, en la transcendencia a la dualidad.

Ese ser humano es profundo, …naturalmente profundo.

Entonces la gran elocuencia que resulta de una experiencia así, le permite al hombre dar el discurso más sublime que existe acerca de la verdad… El discurso del silencio.

Escrito por JOAN LLUIS

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