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26 de junio de 2020

"LA ALETA DE TIBURON", UN SECRETO MILENARIO


La sopa de aleta de tiburón tiene un alto precio. Promueve el comercio de las aletas, la caza y el “aleteo” de tiburones, y por tanto, la muerte de millones de estos animales al año. Y de acuerdo con su evaluación, detrás de ella hay muy pocos beneficios para la salud.

Tradicionalmente, una boda china incluye una ceremonia solemne y un banquete en el que se sirve platillos únicos y simbólicos, que pocas veces puede disfrutar un ciudadano. Uno de estos platillos es la sopa de aleta de tiburón, elaborada con un caldo condimentado, generalmente de pollo, y el ingrediente principal: la aleta de tiburón, servida dentro del caldo, a veces en forma de fibras que recuerdan a los fideos.

Pero no hay “fideos” más caros, comercial y medioambientalmente hablado, que los de esta antiquísima sopa, considerada en China y algunas otras regiones como un manjar cargado de beneficios para la salud. Según la medicina china tradicional, la sopa de aleta de tiburón aumenta el apetito y la energía y promueve el funcionamiento de los riñones, los huesos y los pulmones. Se ha dicho incluso que aumenta la potencia sexual.

No pocas personas ponen en duda tales afirmaciones, y miles de ambientalistas y defensores de los animales han protestado contra la elaboración y comercio del platillo, toda vez que alienta la práctica conocida como “aleteo” de tiburón, que consiste en cercenar las aletas de los escualos, y a menudo devolverlos al mar aún con vida. No pocas personas ponen en duda tales afirmaciones, y miles de ambientalistas y defensores de los animales han protestado contra la elaboración y comercio del platillo, toda vez que alienta la práctica conocida como “aleteo” de tiburón, que consiste en cercenar las aletas de los escualos, y a menudo devolverlos al mar aún con vida.


Desde entonces, el consumo de la sopa de aleta de tiburón se asoció al lujo y la prosperidad, y se le adjudicaron beneficios en la salud. Durante los siglos XVIII y IX la economía china tuvo un florecimiento que aumentó la fama y el consumo de la codiciada sopa, de modo que a lo largo de la dinastía Qing (1644-1912) la demanda de aletas y del platillo se acrecentó en gran medida. Eso cambió en 1949, cuando el gobierno comunista llegó a China y trató de desaparecer los rastros de la antigua aristocracia, incluyendo un plato de lujo como esta sopa, así que su consumo se redujo básicamente a Hong Kong y algunas otras zonas con población china. No duró mucho, ya que a partir de la década de 1980 una nueva prosperidad económica trajo de vuelta su notoriedad.



LA SOPA AL DESCUBIERTO
¿En qué consiste un tazón de sopa de aleta de tiburón? Existen varias formas de preparación, pero en todas se acostumbra eliminar la piel de las aletas junto con los dentículos dérmicos y ponerlas en remojo. Debajo casi no hay tejido muscular, pero en cambio se encuentra un haz de fibras de colágeno unidas a una base cartilaginosa, excepto en la aleta caudal (cola). A menudo, las fibras de colágeno se manipulan para darles una distintiva forma alargada y estrecha (como agujas), o bien, el cartílago se tritura. Esto se ablanda y se añade a un caldo condimentado y enriquecido con varios ingredientes, como brotes de bambú, setas y huevos.

Las aletas, por sí mismas, no ofrecen prácticamente sabor, pero sí una textura especial que es muy apreciada en la cocina china. El sabor de la sopa no proviene de las aletas sino de los ingredientes que conforman el caldo, pero esto no disuade a muchos consumidores que pueden estar convencidos de ganar nutrientes, alimentar su sangre y aumentar su energía vital con cada cucharada.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 100 g de “agujas” secas de aleta de tiburón hay 83.5 g de proteínas, 0.3 g de grasa, 15.2 mg de hierro, 146 mg de calcio, 194 mg de fósforo y 14 g de agua. El caldo agrega al platillo algunos nutrientes. En una porción de 100 g de sopa puede haber 3.8 g de carbohidratos, 3.2 g de proteínas y 10 mg de calcio. No tiene cantidades significativas de vitamina A ni fibra dietética, y sí unos 2 mg de colesterol.



¿Nutritiva? En realidad no tanto. El valor nutrimental proviene básicamente del caldo y no de las aletas, e innumerables alimentos pueden aportar mayor beneficio a la salud. Punto aparte es el de las bondades que ofrece a los órganos, a la sangre y a la energía vital. Pues bien, la FAO no indica ninguno de estos beneficios (los menciona como “supuestos”), y hasta el momento ni la ciencia ni la medicina convencional han comprobado su utilidad en el tratamiento de ninguna enfermedad y mucho menos de la potencia sexual.

Por el contrario, podría contener cantidades significativas de toxinas, ya que los tiburones acumulan mercurio, metilmercurio y aminoácidos beta-metilamino-L-alanina, que actúan como neurotoxinas. Se ha encontrado elevados niveles de estas sustancias en muestras de tiburones de aguas orientales, lo que pone en peligro a las personas que consumen productos elaborados con sus partes, incluyendo las aletas. Tan solo el metilmercurio está relacionado con problemas neurológicos, cardíacos y de fertilidad.

UN PRECIO MUY ALTO
La sopa de aleta de tiburón tiene un alto precio. Promueve el comercio de las aletas, la caza y el “aleteo” de tiburones, y por tanto, la muerte de millones de estos animales al año. Y de acuerdo con su evaluación, detrás de ella hay muy pocos beneficios para la salud.

Una investigación, publicada en la revista de acceso libre eLife en el 2014, resultado de la colaboración entre 300 científicos de 64 países, concluyó que la pesca abusiva es la mayor amenaza para el mayor número de especies, y señalaron que se matan hasta 73 millones de tiburones cada año solo para conseguir sus aletas.“Las aletas en particular se han convertido en uno de los productos de pesca más valiosos”, escriben los autores, “se calcula que cada año se comercia con las aletas de entre 26 y 73 millones de ejemplares, por un valor de entre 400 y 550 millones de dólares”.

Ahora van por sus crias
El estudio mostró que las especies con más probabilidad de riesgo son las grandes y que viven en zonas poco profundas, mientras que cinco de las siete familias más amenazadas de condrictios son rayas. “En general, el peligro de extinción para los condrictios es sustancialmente más elevado que para la mayoría de los vertebrados, y se considera que tan solo un tercio de las especies están a salvo”, concluye el estudio.

Uno de los casos más comentados de los últimos años fue el decomiso de 300 toneladas de tiburones que un barco chino tenía dentro de la Reserva Marina Galápagos, en Ecuador, en el 2107. «Encontramos tiburones bebés que tienen un altísimo valor en sopas. Los vientres de las hembras preñadas fueron cortados y los bebés puestos en sacos aparte.

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