En completa soledad y en su lujoso apartamento del barrio porteño de La Recoleta, fue encontrado muerto el mas Famoso e Inigualable "Zorro" debido a una aneurisma cerebral.
No es la Estrella de la "Z" mas famosa en la Calle o Paseo de las Estrellas de Hollywood los que motivo este Post, si no una simple placa de concreto con una "Z" mundialmente reconocida y quizás hecha por el mismísimo "Zorro", quedando grabado en una casa de Potreros de los Funes en la Provincia de San Luis, su dueña la actriz Aracelli Lisazo Ozcondi, el Gran Amor que lo hizo radicar en Argentina.
Esta "Z" refleja un verdadero sentimiento de Amor y Admiración, alejado de la luces y bambalinas de los famosos y que nos hace reflexionar lo simple de la vida. Para muchos admiradores y fanáticos de la serie mas famosa realizada por Disney acerca del "El ZORRO" les traemos un recuento de la vida de Guy Williams un Real Superhéroe que no lucho con monstruos ni extraterrestre si no con el antirreflejo de los pueblos de la América "El Colonialismo" europeo.
Guy Williams, nacido como Armando Catalano el 14 de enero de 1924 en Nueva York, fue hijo de humildes inmigrantes sicilianos que se instalaron en el popular barrio neoyorquino de Little Italy, donde transcurrió la infancia de Armando. En contra de los deseos de sus padres, que querían verlo convertido en un próspero vendedor de seguros, el joven decidió internarse por el pantanoso terreno de la interpretación, consiguiendo varios trabajos como modelo en campañas comerciales que le otorgaron una cierta fama en el mundillo. Sin duda, poseía virtudes que lo favorecían: tenía ímpetu, carisma, medía 1’90 y se caracterizaba por una belleza con aire latino que, sin embargo, le cerró las puertas ante algún director norteamericano. Por esa razón, su representante le hizo adoptar el nombre artístico de Guy Williams. El favorable resultado no se hizo esperar: en 1946, obtuvo un contrato de la prestigiosa productora Metro Goldwyn Mayer y se mudó a Hollywood durante una temporada. Tenía por entonces 22 años. En 1952, regresó a Hollywood gracias a un contrato de un año de Universal Pictures.
Hasta 1957, sus papeles fueron poco importantes. Ese mismo año, se presentó en un casting organizado por la compañía Disney, que buscaba un actor protagonista para su nueva versión del Zorro, y fue elegido debido, precisamente, a ese aire latino que otros directores habían rechazado, y que encajaba muy bien en el personaje del espadachín enmascarado. Además, Williams poseía unas nociones básicas de esgrima, puesto que en su familia dicho deporte se constituía como una tradición familiar. Al mismísimo Walt Disney le pareció perfecto para el papel, y enseguida le hizo retomar sus lecciones de esgrima y le instó a que se dejará el bigotito tan característico del Hollywood clásico y, por extensión, de la propia figura de Williams. El ascenso a la fama fue desmesurado: Williams logró que, hasta la actualidad, se le asocie, a él más que a ningún otro actor, con Diego de la Vega, el hombre que se escondía tras la máscara del Zorro. Configuró la personalidad que hoy todos recordamos: un espadachín valiente, ingenioso y carismático, que de día se refugia tras la inofensiva identidad de Diego de la Vega, un hacendado californiano rico, frívolo e intelectual, y de noche salta sobre su fiel caballo Tornado para, disfrazado con sombrero, capa y máscara negros, combatir la corrupción y la maldad instaurada en el pueblo de Los Ángeles, que en la serie, desarrollada en 1820, aún era una colonia española.
En sus primeros años en Buenos Aires, Guy Williams mantuvo una activa vida social y profesional, dirigiendo una empresa de pannetonne en California, participando en programas televisivos locales y actuando junto a Lúpiz en el Circo Real Madrid, explotando su antiguo papel de Zorro. Durante tres años, preparó el proyecto de un nuevo largometraje en el que el personaje, ya veterano, se codeaba con su hijo, papel que representaría Lúpiz. El proyecto, que se titularía El Zorro vivo o muerto, fracasó debido a las exigencias de su director, Palito Ortega. La frustración empujó a Williams a retirarse de la vida social, iniciando un tranquilo retiro en el que se dedicó a sus aficiones: el vino, el ajedrez y los viajes. Era una persona extrovertida y sociable que no encontraba problemas a la hora de hacer amigos.
Por lo que se conoce de su vida sentimental, esta fue relativamente tranquila desde 1948, año en que conoció, en una campaña en la que trabajaba, a la modelo publicitaria Janice Cooper, con la que se casó ese mismo año y posteriormente tuvo dos hijos en 1952 y 1956, Guy Steve y Anthony. La estabilidad duraría hasta 1979, cuando se separó de Janice para marcharse definitivamente a Buenos Aires, donde se embarcó en una tormentosa relación con la periodista Araceli Lisazo, a quien conoció por mediación de Fernando Lúpiz. A Araceli le siguieron un buen número de novias que conocía en los eventos organizados por la jetset local. Al final de su vida, había retomado el contacto con ella, pero este se vio trágicamente interrumpido por su muerte, en completa soledad, en su lujoso apartamento del barrio porteño de La Recoleta, oficialmente debido a una aneurisma cerebral. Años antes, Williams había superado una embolia que mermó su salud. Sin embargo, su fallecimiento –pobremente cubierto por algunos medios argentinos- estuvo rodeado de teorías conspiratorias que incluían elevadas deudas mezcladas con complicaciones sentimentales. Su cuerpo fue descubierto en estado de descomposición, cuando ya llevaba una semana muerto y el insoportable hedor había alertado a los vecinos.
Así, envuelta en la soledad y el abandono, resultó la muerte de una de las carreras más meteóricas del Hollywood clásico. En la actualidad, sus comunidades de fans se esfuerzan por obtener reconocimientos para un excelente actor que merecía mucho más de lo que el tiempo le ha otorgado. Porque luego de 33 años de su fallecimiento, todavía nos parece sentir el viento en la cara –a lo lejos, de fondo, una guitarra española-, la noche de California abrigando el crepitante galopar del Zorro ante la mirada acerada y furiosa del Capitán Monasterio. Y es que Guy Williams también dejó grabada una “Z” en nuestros corazones.
Referencia:
13 NOVIEMBRE, 2014 POR MARINA CASADO - El olvidado Guy Williams
No hay comentarios:
Publicar un comentario