EN 1938 EL MITO SE MOSTRO AL MUNDO QUE LO EXTERMINO
Durante muchos años solo algunas tribus
africanas creyeron en la existencia del gran león blanco. Los nativos hablaban
de una figura fantasmagórica, leones blancos bajados de las estrellas, con
poderes sobrenaturales más propios de los dioses. En 1938 el misterioso animal
se mostró por primera vez ante ojos europeos. Un ejemplar se cruzó en plena
noche frente al camión de la familia Little, como una aparición. No en vano,
aquel paraje perdido de Sudáfrica era conocido por los nativos como Timbavati,
“el lugar donde los ángeles bajan del cielo”.
El de la foto superior es Siam, uno de
los últimos leones blancos que quedan sobre la tierra. Acaba de llegar al zoo
de Buenos Aires, donde permanecerá durante los meses de invierno. Pesa 200
kilos y tiene seis años. Su color, como el de todos los leones blancos, no se
debe a un caso de albinismo, sino que es producido por un gen recesivo, como el
que poseen los conocidos tigres blancos.
Hasta 1970 no quedó acreditada la
existencia de leones blancos. El parque de Timbavati, en Sudáfrica, se destapó
como el auténtico santuario de estos animales, pero el descubrimiento llegaba
demasiado tarde. El peligro de supervivencia estaba en su propia naturaleza, el
gen recesivo debía estar presente en ambos progenitores para que naciera un
nuevo león blanco, por lo que las posibilidades de perpetuar esa característica
se reducían a un 25 por ciento.
En 1975, temiendo por su supervivencia,
Chris McBride, el autor de las fotos que habían dado a conocer a estos leones,
organizó una expedición para capturar a tres ejemplares que fueron enviados al
zoo de Pretoria. Desde entonces hasta hoy no ha sobrevivido ningun leon blanco en libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario