Caracas, 1810
Caracas, 27.10.1898
Sobrino de Simón Bolívar, hijo natural reconocido de Juan Vicente Bolívar Palacios y de Josefa María Tinoco.
Su nombre completo era Fernando Simón Bolívar Tinoco. Su tío le tuvo siempre especial cariño, siendo su educación una de sus constantes preocupaciones; en 1822, lo envió a estudiar a los Estados Unidos de Norteamérica; tenía entonces Fernando 12 años y fue el general Carlos Soublette, a petición del Libertador, el encargado de arreglar lo relativo al viaje. Fue probablemente en esta oportunidad, cuando Simón Bolívar dictó el Método que se debe seguir en la educación de mi sobrino Fernando Bolívar para orientar a sus maestros.
Asistió primero al colegio de Germantown de Filadelfia y luego a la Universidad de Jefferson en Charlottesville, Virginia. En 1812, Bolívar había dictado en Caracas una declaración, que luego formalizó en Lima el 13 de diciembre de 1824, como dice «...Para después de sus días...», a favor de sus sobrinos Juan, Fernando y Felicia, garantizándoles la posesión de los bienes que fueron del padre de éstos; el 23 de junio de 1827, en Caracas ratifica su voluntad sobre este particular y hace donación graciosa del trapiche de Chirgua y de la Cuadra Bolívar a ellos y a su madre.
Fernando Bolívar regresó a Venezuela en 1828 y después de una corta permanencia en Caracas, se reúne con su tío en Bogotá (julio-agosto 1828) y desde entonces hasta su muerte lo acompaña y le sirve como edecán, secretario privado, confidente y correo de confianza. Dominaba el inglés; esta formación bilingüe le hacía a veces cometer errores en sus escritos. Estuvo presente en Bogotá el 25 de septiembre de 1828, cuando el atentado contra la vida del Libertador en el palacio de San Carlos y en el trance supremo de la agonía y muerte en San Pedro Alejandrino en 1830.
Algún tiempo después regresó a Venezuela, donde vivían su madre y sus 2 hermanos, Juan y Felicia. El 24 de agosto de 1833, cuando se procedió en Caracas a la partición de los bienes del Libertador entre sus herederos, Fernando estuvo representado por su madre, pues aún no había alcanzado la mayoría de edad, que entonces era a los 25 años. En junio de 1834 realizó un viaje a Europa, donde permaneció varios años y perfeccionó su conocimiento del francés. A comienzos de la década de 1840 se hallaba de nuevo en Venezuela y vivía en la hacienda de Chirgua, cerca de Valencia, que le había correspondido en herencia por decisión del Libertador.
Cuando se preparaba el traslado a Caracas de los restos de Bolívar, solicitó ante el gobierno de José Antonio Páez (3.9.1842), el honor de formar parte de la Comisión que debía repatriarlos, lo cual le fue negado alegando falta de cupo en el buque designado, la goleta de guerra Constitución. Cuando se instaló en 1843 en Valencia la «Sociedad Boliviana», actuó como su secretario. En 1850 hizo imprimir en la misma ciudad de Valencia un folleto titulado Cuestión política y filantrópica, en la cual abogaba por la abolición de la esclavitud.
En 1855, hallándose en Caracas, le escribió una carta al general Tomás Cipriano de Mosquera, quien dirigía los destinos de la Nueva Granada (hoy Colombia), incitándole a encabezar un movimiento de opinión en fin de reconstituir la antigua República de Colombia, la Gran Colombia, que se había disuelto al morir el Libertador en 1830; decía en su carta: «...no ha muerto, sino vive en la historia, en el corazón de muchos y representada por sus hijos...». Al estallar en 1859 la Guerra Federal, manifestó sus simpatías hacia los revolucionarios.
Más tarde viajó extensamente por el Viejo Mundo y residió durante varios años en Barcelona (España) y en París; en esta última ciudad publicó en 1868 con el seudónimo «Rivolba» (anagrama de su apellido) las Cartas de un americano, en una de las cuales se mostró un decidido defensor de los derechos de la mujer a la educación, inclusive la universitaria; publicó también en 1870, por primera vez, una parte del Diario de Bucaramanga (redactado por Luis Perú de Lacroix), poniéndole el título de Efemérides colombianas; en 1873, en la misma ciudad, publicó su obra Recuerdos y reminiscencias del primer tercio de la vida de Rivolba, páginas autobiográficas dedicadas a sus hijos y sobrinos en las cuales relata sucesos de los primeros 20 años de su vida, es decir, hasta 1830, cuando falleció el Libertador y Fernando quedó, como él mismo lo dice, «...huérfano [de padre] por segunda vez...».
Poco se sabe de los últimos lustros de su vida, salvo que regresó a Venezuela y en 1895 otorgó testamento en el cual constaba que tenía 3 hijos: Benjamín Bolívar Gauthier, Santiago Hernández Bolívar y Claudio Bolívar Taraja.