La consentida del atletismo venezolano, la mimada de los superdotados, se impuso por su garra, su fuerza de voluntad, su perseverancia, a través de su trabajo mañana, tarde y noche pudo encontrar el camino hacia al éxito, Gisela Vidal la única Dama que nos representó en los Iberoamericanos de Madrid 62, Gisela Vidal, una gran campeona, una Reina, una Miss, la página atletismo venezolano se arrodilla ante ti, Gisela Vidal Salve Reina.
(Por John Muñoz)
Gisela Vidal, nacida en Maipure de Ciudad Bolivar en 1940, a pesar de que su familia contaba con pocos recursos, sus padres se esforzaron para que emigrara al centro del país, donde encontró su destino. “Mi profesor de educación física invitó al los estudiantes de mi liceo a ver prácticas de atletismo fuera de allí, donde solo nos enseñaban voleibol. Por curiosidad fui con varias compañeras y por primera vez conocí una pista en forma de óvalo. Allí, una corredora invitada por el profesor hizo una demostración bellísima de todas las modalidades y me enamoré de eso”, refiere Gisela.
Fue el comienzo de una brillante carrera deportiva que la llevó a formar parte del equipo de atletismo de su universidad, donde además practicó voleibol, pero entre los estudios y las dos disciplinas, tuvo que escoger sólo una, y eligió muy bien. Desde entonces, también compitió por el otrora Distrito Federal. Posteriormente se destacó en los I Juegos Deportivos Nacionales de 1961 e integró la selección venezolana que participó en los Juegos Bolivarianos celebrados en Colombia. Al año siguiente, conquistó la cúspide al subir al podio para recibir medalla de bronce en salto largo y además ser parte de la delegación criolla que se proclamó campeona de los II Juegos Atléticos Iberoamericanos, realizados en Madrid, en cuya ceremonia de premiación recibieron el trofeo de manos del Generalísimo Francisco Franco. Los atletas de esta generación fueron designados por la prensa deportiva venezolana como “Los Superdotados”.
En 1963 participó en los Panamericanos de Sao Paulo y dos años más tarde, estuvo en los Juegos Centroamericanos de Puerto Rico. En la nueva edición de los panamericanos, celebrados en Winnipeg, Canadá, en 1967, defendió una vez más los colores de la bandera venezolana y se quedó con la medalla de plata en salto largo, además de figurar cuarta en pentatlón. Ese mismo año fue declarada Atleta del Año en nuestro país. Su retiro podría calificarse de algo temprano, ya que al momento de oficializarlo Gisela tenía menos de 30 años. “Yo quería ir a las Olimpiadas de México, que serían al año siguiente, pero tuve un desencuentro con la dirigencia distrital y no me dejaron asistir, porque en esa época eran ellos quienes calificaban a los atletas para asistir a las competencias, no como ahora que hay pruebas clasificatorias. Por eso, me decepcioné y decidí que no volvería a las pistas”.
En 1963 participó en los Panamericanos de Sao Paulo y dos años más tarde, estuvo en los Juegos Centroamericanos de Puerto Rico. En la nueva edición de los panamericanos, celebrados en Winnipeg, Canadá, en 1967, defendió una vez más los colores de la bandera venezolana y se quedó con la medalla de plata en salto largo, además de figurar cuarta en pentatlón. Ese mismo año fue declarada Atleta del Año en nuestro país. Su retiro podría calificarse de algo temprano, ya que al momento de oficializarlo Gisela tenía menos de 30 años. “Yo quería ir a las Olimpiadas de México, que serían al año siguiente, pero tuve un desencuentro con la dirigencia distrital y no me dejaron asistir, porque en esa época eran ellos quienes calificaban a los atletas para asistir a las competencias, no como ahora que hay pruebas clasificatorias. Por eso, me decepcioné y decidí que no volvería a las pistas”.
De su época dorada en el deporte, Vidal recuerda a sus compañeros y a su entrenador, Eduardo Ramírez Yibirín, a quien se refiere como un gran preparador, muy exigente pero también sumamente luchador. Tras dejar de lado el salto, se mudó a Margarita con su entonces esposo, quien trabajaba en la Isla. “Fuentidueño, en el municipio Díaz, es mi pueblo, aunque nací en Maipure, en Bolívar. Después de divorciarme, me quedé aquí para dedicarme a mi carrera y criar a mi hijo, quien estudió en La Salle el bachillerato y se fue a Caracas, donde vive ahora, ya como profesional universitario”, señala.
La sencillez en el trato que demuestra Gisela Vidal contrasta con su eminente currículum como deportista, ya que fue protagonista de varias hazañas en este ámbito, a través de la práctica del atletismo y el salto largo, que le merecieron los honores de ser inmortalizada no sólo en el Templo del Deporte de la Universidad Central de Venezuela (UCV), de donde egresó como odontóloga, sino también del Salón de la Fama Venezolano de las prácticas deportivas, en 1983. Quiso ser enfermera por admiración a una tía, pero terminó siendo odontóloga. Y con 27 años llegó a los Panamericanos Winnipeg 1967, donde adicional a competir, era la encargada de cuidar a las jovencitas de la natación. “Es que yo era la ‘doctora Vidal’ y siempre recurrían a mí”, recuerda.
EN EL 2016 TUVIMOS NOTICIAS DE ELLA - NO MUY BUENAS
La historia de los deportistas venezolanos suele tener una triste dicotomía. Luego de poner en alto el pabellón patrio una y otra vez, cuando se retiran no reciben atención de las instituciones del estado, las que como dependencias gubernamentales pertenecen al mismo aparato burocrático que los puso a competir.
Gisela Vidal, con 76 años de edad, enfrenta ese panorama. Pero no lo enfrenta con drama, por el contrario, lo hace con el temple que la ayudó a ganar medallas de plata para Venezuela en los Juegos Panamericanos Sao Paulo 1963 y Winnipeg 1967 en salto largo.
La pérdida reciente de familiares le generó a Vidal una depresión fuerte y el consiguiente descuido de su alimentación, lo que le hizo perder 18 kilos. Con el apoyo de la también deportista Silvia Ramos, encara su actual cuadro con la firme intención de recuperarse. Todo el que quiera colaborar con “la gacela” es bienvenido.
“Hay un plan de nutrición, debe comer cinco veces al día y eso tiene un costo elevado”, comenta Ramos. A lo que Vidal, ganadora de plata en el salto largo de los Juegos Bolivarianos Barranquilla 1961, agrega que “lo único que tengo es mi pensión de 15 mil bolívares. Estoy caquéctica, me duele hasta caminar”.
El apoyo se empieza a concretar gracias a contactos establecidos con la Alcaldía de Mariño para el uso del Centro de Rehabilitación y Fisiatría; y de la Federación Venezolana de Fútbol para tratamientos con la cámara hiperbárica. A los institutos de deportes nacional, regional y municipales les toca cumplir con quien tanto dio por el país.
2 comentarios:
Siempre vivirás en mi corazon...te quiero mucho
Fuerte como un roble, amiga!!
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